• Luckily •

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Tú,
que has sido hija,
que eres madre,
que eres amiga,
que eres compañera,
que eres confidente,
que eres rebeldía,
que eres cortesía,
que eres compasión,
que eres aflicción,
que eres dulzura,
que eres bondadosa,
que eres nostalgia,
que eres pureza,
te amo,
no por lo que eres,
-que también-,
sino porque con acciones,
das paso a los «sin palabras».

Tú,
que eres imperfecta
dentro de la perfección,
que destilas poder,
poder divino,
que irradias cielo,
un cielo sin límites,
que contagias superación,
superación del mañana,
que sobresales sin palabras,
te quiero,
por lo que logras,
y por lo que no,
porque también
te ha hecho crecer.

Tú,
que me has enseñado todo:
lo que sé y lo que no sé,
tú,
que estás en las duras
y en las maduras,
que permaneces
hasta las últimas consecuencias,
tú,
que me acompañas
en soledad,
te adoro,
por lo que no posees,
porque eso te importa
un comino.

Tú,
que eres lealtad,
que eres majestad,
que eres fragilidad,
que eres realeza,
que eres agudeza,
que eres transparente,
que eres inmarcesible,
que eres radiante,
te añoro,
por lo que ayudas,
sin venir a cuento,
sin venir a cambio,
sin venir a colación.

Tú,
que me has dado todo:
lo que tengo y lo que no tengo,
que floreces en el desierto,
que produces
en donde no hay,
que perseveras
contra viento y marea,
que eres caos en pensamientos,
te aprecio,
por lo que amas,
porque ese detalle
es básicamente
lo que te mantiene a flote,
día tras día.

Tú,
madre,
que das y das,
cumple tus sueños,
tus anhelos;
ni en 20 vidas,
te podré pagar tanto.

Tú,
tan tú,
que brindas hospitalidad,
que ofreces vida,
que sirves amor en bandeja,
que «afortunadamente»
fui bendecido con tu amor,
amor de madre del cual
estoy tan orgulloso,
tan de él,
como de ti,
madre.

Mayo: MilagroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora