Capítulo 3

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Alexander vio el largo y blanco cabello de Laonis sin poder creerselo. De verdad su padre la obligaría a casarse con ella?

Se debatía entre encontrarla horrible o hermosa a la vez. Era diferente. Demasiado diferente. En comparación con Betty.

Betty era alta, de cabellos castaños y ojos color miel, sus labios eran rosados y sus mejillas siempre están coloradas. Laonis era pálida, de ojos azules, pestañas blancas al igual que su cabello. Mostraba un total aire de inocencia y dulzura que nada tenían que ver con la coquetería y el candor de Betty.

Blake y Lioslaith ya estaba enterados de la condición de la chica y en nada los sorprendió su apariencia. Ambos observaban la reacción de su hijo.

Laonis observó a Alexander con disimulo. Era muy alto, de intensos ojos azules, pestañas negras y largas, cabello negro y poseía unos labios sonrosados bastante tentadores. Tenía porte digno y no le fue difícil imaginarlo como su esposo. Era muy guapo.

-Bienvenida, señorita Campbell. -dijo Alexander con voz ronca - Es una maravilla conocerla al fin.

-Gracias, Señor Macdougall.

El silencio incómodo se apropió de ellos y Lioslaith lo interrumpió al invitarlos al interior para la cena.

John se apresuró a ir a lado de su hermana quien lo tomó fuertemente del brazo para así poder controlar sus temblores nerviosos.

El comedor de los Macdougall eran inmenso y ricamente decorado. El tapiz era precioso y los candelabros iluminaban muy bien.

Ya había personas a la espera y un murmullo general de asombro se extendió por todo el salón al entrar Laonis. Blake logró callarlos a todos con una dura mirada, antes de que incomodaran a su futura nuera.

Sabía que su hijo no estaba para nada Contento con el enlace pero tanto Lioslaith como el querían detener esos amoríos clandestinos con las mujeres. Y Lioslaith quería deshacerse de Betty.

Blake aún se encontraba bastante ofendido por la trasgresión cometida por el clan Campbell y esa boda, significaría que los haría doblegarse a el. Quizás contaba más el orgullo que otra cosa, pero un highlander no podía darse el lujo de parecer débil y sumiso.

Después de la cena, en la que más del uno no pudo evitar ver a la futura mujer de Alexander y especular sobre la posible descendencia que saldría de ellos, Laonis ya estaba demasiado harta y cansada como para soportar un minuto más ahí sentada. Así que con suma discreción le pidió a Lioslaith que le enseñase el camino a su habitación.

Blake la disculpó entendiendo su cansancio y Lioslaith la guió hacia las escaleras. John fue detrás de ellas dispuesto a descansar también.

Alexander le lanzó una mirada dura a su papá antes de salir hecho una bala por la puerta principal. Se dirigió directamente a las almenas, donde Betty aún lo esperaba.

-¡Creí que jamás vendrías o que ya te habías casado! - le espetó la chica, furiosa. - Estoy hambrienta y harta de estar aquí. ¿Al menos me trajiste algo de comer?   

-Lo siento. Lo he olvidado.

Betty soltó un bufido exasperado.

-Supongo que la chica te ha dejado sin cerebro.

-Me ha dejado sin esperanza. Ella les agrada a mis padres y eso significa mi muerte.

-¡No te puedes casar con ella!!

-¡Claro que no!- respondió el joven, molesto.

-¿Donde quedaría yo? ¿Como tu amante? Ella se llevaría todos los lujos y yo... Sólo quedaría arruinada. -lloriqueo.

La Reina de las nieves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora