Capítulo 16

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-Que más da! Estoy arruinada!-gruñó Betty. -Lo que venga ya no me importa! Soy una ramera! Lo dí todo por un hombre! Y que recibí a cambio? Su rechazo!

Se paseaba por su cabaña gruñendo por lo bajo ante la divertida y atenta mirada de Ranald.

-Que más puedo perder? Mi virtud ya la perdí hace tiempo! Era lo único a lo que me aferraba y que valía la pena mantener! Así que eso ya no importa! Estoy arruinada! Completamente arruinada! Si tuviera una dote, seguramente algún ambicioso barbajan me quisiera, pero no lo tengo! No tengo nada! Escuchaste?! Nada!

-Te escuché fuerte y claro!-rió Ranald. - Ahora, baja la voz o el castillo también te oirá. Volvamos al plan. Donde esta ella?

-En el segundo piso. Tercera habitación a la izquierda.-respondió Betty con frialdad. -La madre de Alex también está ahí pero no me importa si algo le pasa.

-Wow! Cuánta bravura! Estoy impresionado! Creí que mis hombres eran feroces guerreros, de hecho, yo creí que era un feroz contrincante pero nada supera a una mujer despechada.

La chica lo fulminó con la mirada.

-Dejáte de tonterías! Y dime, cuál es tu plan?

-Obviamente, necesito sacar a la mujer del castillo. Sigue inconsciente?-Betty asintió.-Bien. Entonces, debemos idear la manera de sacarla sin que nos maten.  Algún plan?

Betty lo miró con rabia.

-Se supone que debías contar con alguno! Tú eres el villano!

-Y tú no?-respondió con sorna. - En esto eres tan villana como yo. Además, dos cabezas piensan mejor que una.

Ambos se retaron con la mirada. Después del desplante que Alexander le había hecho en las almenas, Betty estaba furiosa. Había bajado de las almenas con ganas de matar a alguien. Por suerte, nadie se le atravesó y ni siquiera Hilda, que siempre la molestaba, se fijó en ella. Una vez finalizadas las tareas del día, Betty volvió a subir a la habitación principal a dejar una nueva bandeja de comida y reabastecer las jarras de aguamiel.

Alexander yacía dormido en un lecho improvisado junto a la cama. Lioslaith la miró con recelo mientras Betty hacia lo suyo y después se retiró. Por la tarde, estaba tan furiosa como lo había estado en las almenas. Cuando llegó a su cabaña, Ranald ya estaba ahí pero Betty ni se inmutó. Al contrario, como un torbellino le relató todo lo que había pasado con Alexander y el hombre se había sentado a escucharla despotricar.

-Bueno, la única que entra en esa habitación para llevarles alimentos, soy yo. -Ranald la miró con atención- Podríamos verter algún veneno en la comida o la bebida y la habitación quedaría despejada.

-Buena idea.-convino Ranald. -Pero no me interesa matarlos. Le pediré a Yana que nos apoye. Ella conoce de hierbas.

-No quieres matarlos?-dijo Betty, apretando los dientes, enojada.

-Nay. Si ellos mueren, donde no estaría la diversión y la venganza? Deben vivir para que sufran y se lamenten por lo que haremos, no crees?

Después de un momento, Betty asintió, entendiendo.

-Quien es Yana?-preguntó.

-Ya la conocerás. Quizás tú y ella podrían ser amigas. Está tan arruinada como tú.

Betty hizo una mueca al oírlo pero no dijo nada.

-Por el momento, tú sigue haciendo lo que sea que hagas hasta que regrese. Iré a preguntarle a Yana sobre qué podemos echar en las bebidas para que se duerman un rato. -Betty asintió con la cabeza. - Aún así, debemos buscar una salida alterna. No quisiera salir con el cuerpo de la mujer por la puerta principal.

La Reina de las nieves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora