Oportunidad al Amor [Kakashi Hatake] [Obito Uchiha]

15-Uchihas

Cuando Kakashi llegó, buscó a Tsunade con desesperación hasta que logró encontrarla con Laura y los demás. Tarde o temprano tendrían que enterarse.

—¡Tsunade-sama! ¡La necesito urgentemente!—la llamó.

Todos se asustaron al verlo lleno de sangre. Él tenía lágrimas en sus ojos y estaba intranquilo. Tsunade salió detrás de él, y Laura y Obito dejaron a la niña con Marta mientras salían detrás de ellos, preocupados. Los cuatro corrieron en dirección al bosque. El humo de la explosión los había alarmado a los tres.

—¡Kakashi! ¿Qué ha pasado?—preguntó Laura preocupada.

—Ha caído un meteorito... y Carla ha salido muy... malherida. Yo... no debería...

—¿¡Carla!?—se asustó Laura, sintiendo su corazón acelerar mucho más rápido de lo que lo hacía antes.

—Me pidió ir a la guarida para informaros de que la luna se había parado. La mandé con un grupo de ninjas para que la guiaran y la protegieran, pero cayó el meteorito y no pudimos llegar a tiempo para salvarlos. Dos de mis ninjas han muerto, la otra chica no sé nada de ella y Carla estaba muy mal...—explicó esperando que siguiera con vida.

Llegaron al lugar y Laura no pudo evitar llorar aterrorizada al ver a su mejor amiga en aquellas condiciones. Cayó de rodillas al suelo y Obito intentó consolarla. Cuando Tsunade se acercó y pidió al ninja médico información se enteró de que había dejado de respirar hacía unos ocho minutos. Laura gritó de dolor. Estaba muerta... Carla estaba muerta. Obito la abrazó con fuerza, recibiendo los sollozos de ella en su pecho. Kakashi se encontraba con la mirada perdida, sus manos en tensión se habían dejado caer sin sentimiento alguno y se desvió su mirada para no ver cómo Laura rompía a llorar, aunque sus oídos lo escuchaban todo.

Tsunade los observaba con tristeza. Quería hacer algo por aquella chica. Respiró hondo y miró a Carla. Estaba demasiado pálida. Se marcó un objetivo, devolverle la vida.

—Laura, deja de llorar. Shin. ¡Venid aquí inmediatamente!—les ordenó.

Laura, sorprendida por aquello, se acercó a Tsunade. La ex Hokage les ordenó que curaran las heridas superficiales de su cuerpo con rapidez. Laura y Shin, algo contradictorios, obedecieron utilizando su ninjutsu médico. Tsunade les iba diciendo qué hacer mientras ella bombeaba el corazón de Carla.

—Vamos, Carla... Por favor...—pedía la castaña.

Mientras tanto, Kakashi se había separado un poco de ellos, apoyando su frente en uno de los árboles que todavía se mantenían en pie. Obito lo había seguido, dejando que los médicos hicieran su trabajo. Ver a su compañero tan decaído le dolía de una u otra forma.

—Kakashi—lo llamó.

—Déjame solo, Obito...

—No te hagas la víctima, sabes que no es tu culpa...

—Que no es mi culpa... —susurró y comenzó a reír, girándose—. Sí es mi culpa Obito, lo es porque he sentido una sola pizca de cariño por esa chica y a la primera de cambio la aplasta un meteorito. Igual que quería a mi padre y murió. Igual que os empecé a querer a Rin y a ti, y os fuisteis. Al igual que quería a Minato-sensei y a Kushina-san...

—¿Ah, sí? Entonces, por esa regla de tres... me estás diciendo que no quieres a Naruto... a Sakura... a Sasuke... a Yamato... a Tsunade... prácticamente a toda la aldea. ¿Cierto? Está bien, se lo diré cuando lleguen de la luna—habló Obito enfadado con Kakashi. Se acercó a él y lo agarró con fuerza del cuello de su camiseta—. ¡Para que lo sepas! ¡Es un mundo shinobi! ¡Vemos la muerte pasar casi diariamente! Tuviste la mala suerte de que murieran, pero ya está. No sólo te pasa a ti, ¿de acuerdo? Si todo el mundo pensara igual que tú, sería deprimente. Lo sé por experiencia.