18-Mi héroe

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Los días pasaban, dejando que todo el mundo volviera a sus casas después de que todo acabara. El refugio quedó prácticamente vacío en el momento en el que se terminó de sacar a la gente, ya sólo faltaban los Hokage y los invitados de la tierra. Kakashi se había recuperado con rapidez de su desmayo, mientras que Carla aún seguía convaleciente. Las heridas aún no se curaban y Laura quería esperar a que Carla se recuperara para volver a la Tierra.

Mientras tanto, la trasladarían hasta el hospital de Konoha, para que tuviera los mejores cuidados. Los siete, junto a la pequeña Aiko, sostenida por su padre, caminaban hasta Konoha. Laura empujaba la silla de ruedas de su amiga Carla, que reía cada vez que había una cuesta arriba y la castaña no podía con ella.

—¡Con fuerza, Rin!—gritó riendo y Laura empujó intentando no resbalarse.

—¡No sé qué es peor! ¡Si parir o empujarte a ti!

La discusión de las chicas mantenía entretenido a los demás. Sobre todo a Marta, que se notaba más relajada una vez que todo había terminado. Se había dado cuenta de que todas aquellas personas que había en el refugio eran personas normales, con miedo, con sentimientos... sólo que en una época que ella no conocía, muy parecida a la medieval. Tsunade y Kakashi los seguían, éste último deseando que el camino fuese largo para no ponerse a firmar documentos de nuevo.

Obito le dio la niña a Marta y ayudó a Laura a empujar la silla, viendo que se iba a caer sí o sí. Las risas no se hicieron esperar cuando el pelinegro le dio un beso en la mejilla a Laura mientras empujaban la silla. Tsunade y Marta los miraban con sonrisas, divertidas al verlos tan enamoradizos como jovenzuelos. Aiko los miraba sorprendida y balbuceaba mientras se echaba unas risas.

—¡No quiero hacer de carabina de estos dos! Que son capaces de tener otro hijo encima mía—comentó la rubia, molestando al pelinegro.

—¡A que te suelto! —la amenazó.

—¡No! ¡Kakashi, ayúdame y deja de reírte! ¡Y Laura, controla a tu bestia!

Kakashi suspiró divertido y caminó hasta ellos, haciéndolos parar. Cogió a Carla como si fuera una princesa, provocando que la rubia se sonrojara, y el peliplata los miró a todos.

—Nos vemos—habló y desapareció en un shunsin junto a Carla.

Marta se sorprendió pero se dio cuenta de que allí había muchas cosas extrañas y que no podría evitar sentirse impresionada por ello. Laura y Obito rieron. La castaña se sentó en la silla y Obito la llevó mientras ella celebraba divertida. Tsunade y Marta se miraron divertidas.

En el hospital de Konoha, Kakashi aparecía cargando a una sorprendida y sonrojada Carla. El peliplata pidió una silla de ruedas y la sentó allí antes de salir a la aldea. Por suerte, la aldea no se había visto muy afectada por los meteoritos, así que Kakashi creyó oportuno enseñársela a Carla. La rubia se había emocionado al saber que vería con sus propios ojos Konoha. Tenía que admitir que la aldea estaba muy avanzada tecnológicamente.

—Desde luego, la aldea ha cambiado mucho. Qué ganas tengo de que llegue ya la siguiente generación de ninjas—habló Carla.

—¿También los conoces?

—Oh, sí. Pero no te lo diré—rió.

—¿Ah? ¿Y por qué no?

—Pues porque quiero que sea una sorpresa. Tanto para ti como para los demás.

Kakashi asintió de acuerdo y la llevó hasta un ascensor que habían puesto para visitar las cabezas de los Hokage. Aquello aún le parecía un poco extraño, teniendo en cuenta que Carla siempre había visto la aldea muy del estilo medieval sin muchas cosas que utilizaran energía, cosa que empezaba a inventarse en el mundo shinobi.

Oportunidad al Amor [Kakashi Hatake] [Obito Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora