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Gerard se encontraba recostado sobre el pecho de su daddy. Se veía tan tierno durmiendo.

Frank, quién había despertado mucho antes, solo se dedicaba a mirar a su pequeño bebé dormir plácidamente sobre él, sus hermosas pestañas, su nariz perfecta, su piel pálida. Amaba todo de él.
Dejaba suaves caricias sobre el cabello del menor y pequeños besos a la vez, no quería que este momento se terminara. Frank pensó en lo lindo que era su pequeño y en lo travieso que era a veces, pero eso, es lo que le volvía loco.
Gerard empezó a abrir los ojos poco, poco, acostumbrándose a la luz del día.

-Buenos días bebé. –Frank besó la mejilla del menor y este sonrió de inmediato–

-Buenos días daddy, ¿lleva mucho tiempo despierto?.

-Algo... –Gerard sonrió– ¿Bajamos a desayunar?

Gerard asintió aún con la sonrisa en su rostro, amaba despertar así. Frank se separó, aunque no quisiera hacerlo, pero tenía hambre. Entonces, él bajó primero.

Gerard se puso una de las camisas de su daddy y fue a lavarse el rostro. Había tenido una buena siesta, aún odiaba tener que 'dirigir' la empresa, pero trabajando con su daddy, no era tan malo...
Las cosas entre él y Frank habían mejorado, Gerard tal vez, solo tal vez fue un poco apresurado. Pero como repito, casi follar el primer día, ¡¿A caso eso no era apresurado?!.
Gerard sacudió la cabeza, se mojó una vez más la cara, y bajó para desayunar.

El olor a café recién hecho hizo que el menor sonriera con dientes incluidos, el ambiente se sentía tan... Hogareño. Casi se podía imaginar viviendo con Frank, lástima que aún ni llegaban a ser 'novios'.

Estaba a punto de entrar a la cocina pero algo le detuvo.

-¿Ya está todo listo?... ¿Sí?... Bueno

~¿Con quién hablas Frank Iero?~...

-Oh, ¿enserio?... Gracias... Entonces nos vemos en la tarde. No me llames así... ¡No! ¡Tú eres el maldito cursi!... Bien, adiós.

¿Quién mierda es el que te llama?

Frank colgó con una sonrisa en el rostro, este día iba a ser especial.

¿Porqué sonríe? Maldito enano infiel, te odio.

Frank se dió cuenta de la presencia de Gerard...

-¿Gee?... Ven, vamos a desayunar.

-¿Quién era el que te llamó?. Gerard habló fuerte y claro.

«Cosas de la empresa». Fue lo único que respondió, para después dirigirse a la barra.
El desayuno fue en silencio, ninguno de los dos dijo nada, estaba un poco molesto, ¿porqué Frank me está ocultando cosas?. Sin embargo el contrario tenía una estúpida sonrisa en el rostro, AQUELLA ESTÚPIDA SONRISA QUE PUSO DESDE ESA LLAMADA.

-Bebé... –Habló Frank, rompiendo el silencio–

-¿Qué? –Respondí cortante–

Frank rió. Sabía que su bebé estaba celoso. Le encantaba.

-Te quiero.

Gerard sonrió de inmediato, no se podía resistir a los encantos de ese hombre.

-También te quiero daddy.

Frank sonrió y se levantó, besó a Gerard en la frente, agradeció y subió a darse una ducha.

Gerard quedó algo confundido sin embargo decidió no preguntar. Terminó de comer y fue a ver televisión.

Después de un rato, Frank bajó y se acercó hacia donde estaba su pelirrojo.

-Pasaré por tí a las 7. Ponte más guapo de lo que ya estás. No preguntes a dónde iremos, solo alistate, ¿sí?. Te quiero... –Depositó un beso en los labios de Gerard y se fue–

Gerard se quedó quieto, tratando de procesar todo lo que acababa de escuchar. ¿A caso era un cita?. Frank nunca lo había llevado a una cita. Sólo tenían sexo, sin compromiso. No pudo evitar imaginarse un montón de cosas, sin duda, hoy se pondría bonito.
Sacó su teléfono y marcó a su mejor amigo.

-¿Bert?... Te necesito ya.






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¿Me extrañaron?

Nos vemos en unos años más.

(No editado)

-Besitos en el orto✨.


Fuck me daddy! «Frerard»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora