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«Fresita, no llores»

Gerard sonrió levemente, era Bob...

Ambos caminaron hasta la oficina del rubio sin separarse, Bob no quería soltar al esmeralda. Sentía que debía protegerlo, y también sentía que debía darle una paliza al tatuado. Estaba siendo un completo idiota...

•••

La imaginación del avellana se estaba esforzando mucho en esos momentos. Imaginaba a Gerard, sus labios sabor a fresa. ¡Diablos! No era Gerard al que besaba.
En su lugar estaba Jamia, era desagradable hacerlo. Sin embrago no podía hacer nada, por ahora. Jamia lo tenía acorralado. Los había descubierto, y eso apestaba.

Perdóname cariño.

Fuck me daddy! «Frerard»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora