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Gerard había regresado a casa con muchas bolsas llenas de ropa. Su amigo no había ayudado en nada, ni siquiera en cargar las bolsas, «Es tu ropa, no la mía». Bert había repetido eso cada vez que Gerard le pedía ayuda... Al menos no fue solo.

Dejó las bolsas en su habitación y fue a darse un baño. Puso algo de música, y se relajó por completo. Quería estar muy hermoso para Frank... Frank... Frank... Su sexy y misterioso Frank.

Después de unos minutos Gerard salió de la bañera, liviano y fresco. Revisó toda la ropa que había comprado, para después elegir con cuál saldría. La ropa interior no era un problema, pues desde antes había decidido usar lencería femenina, estaba seguro de que eso prendería a su daddy.

¿Algo formal? o ¿Algo casual?. Mierda, debió preguntarle a su daddy a dónde le llevaría.

-¿Y si me lleva a algún lugar elegante y soy el único mal vestido?. Estaba entrando en pánico.

Me di una bofetada y respiré hondo.

-Cálmate Gee... Piensa...

Después de casi media hora pensando, decidí mandarle un mensaje a daddy.

Tú:
Daddy, ¿formal o informal?. 😆

Daddy💕👅:
Como quieras amor...

Un leve sonrojo y una sonrisa se dibujó en mi rostro, me encantaba saber que Frankie me decía 'amor'. Pero aún así eso no ayudaba.
Mandé a la mierda todo y me vestí con algo ni tan formal, ni tan informal.

Estaba impaciente, eran las 6:58 p.m, faltaba poco para ver a daddy. Me puse un poco de perfume, revisaba mi cabello a cada minuto, soplaba contra mi mano para saber si no tenía mal aliento, estaba nervioso. Aunque no debería estarlo, ya estuve muchas veces con Frank, pero hoy sería diferente, pues tendría mi primera cita con él. Eso me emocionaba mucho. Revisé el reloj de pared una vez más y entonces escuché el sonido del timbre.
Mi corazón empezó a palpitar con fuerza, revisé mi apariencia una vez más y abrí la puerta. Lo primero que me encontré fue con un ramo de rosas gigante.
Tanto mi boca como mis ojos se abrieron por completo, Frank asomó su cabeza a un lado del ramo y me sonrió. Tomé las rosas con cuidado y besé al guapo avellana que tenía en frente.

«¿Estás listo bebé?» El avellana sonrió y sentí que moriría ahí mismo. Asentí, pero antes, entre a la casa para poner las rosas en un jarrón. Al salir, Frank me tomó de la mano y me condujo hacia su auto. Me abrió la puerta y no me soltó hasta que entrara. Sonreí feliz.

«Estas precioso amor, ¿lo sabías?»

Sentía mi cara arder, Frank Iero lograba que sintiera cosas extrañas. ¿A esto se le llama estar enamorado?.

Me tomó de la barbilla y depositó un suave beso en mis labios. Se separó y acarició mi mejilla con dulzura. ¿Que está pasando?.

Tomó una de mis manos y la sujetó durante todo el camino.

El viaje fue silencioso, pero cómodo.

Frank detuvo el auto de la nada, y tomó una cajita que estaba en uno de los asientos traseros, de ella sacó una venda roja.

«Confía en mí cariño...»

Yo solo asentí como bobo y me dejé llevar.
Frank puso la tela sobre mis ojos y la sujetó bien. Dejó un beso en mi nuca y lamió un poco, mordí mis labios ahogando un gemido. Después sentí a Frank alejarse para seguir conduciendo.

No pasaron muchos minutos hasta que por fin Frank estacionó el auto. O eso creía, pues no estaba seguro, no podía ver y eso me desesperaba.
Escuché la puerta del auto abrirse y volver a cerrarse, segundos después Frank tomó mi mano y salí del auto también.

Las manos de Frank se posaron en mis caderas y me guío en todo el corto camino.
Subí algunas escaleras, y tropecé algunas veces. Aún no tenía idea de dónde estábamos. Hasta que Frank paró.

Sus dedos desataban con cuidado el nudo del vendaje y cuándo este salió por completo, el avellana susurró contra mi nuca «sorpresa...»

Una pequeña pero elegante mesa con algo de comida, vino y rosas se situaba en medio de una linda terraza, alrededor de esta habían bonitas velas y pétalos esparcidos por el lugar.
Estaba sorprendido y conmovido, volteé hacia donde se suponía que estaba Frank, y no lo encontré. Miré al frente una vez más y sentí aquellos conocidos labios estamparse con los míos. Los labios de Frank se movían con cuidado sobre los míos, y yo seguía el acto. Tomó mi cintura con delicadeza y me acercó más a él. El tacto no duró mucho, ya que segundos después me alejó.

«Gee...» Frank tomó mis manos con algo de nerviosismo. Era raro verlo así, pero sin duda me encantaba.

«Gee... Gee... Ah... Demonios... Estoy enamorado de ti, me encanta absolutamente todo de ti, tus ojos, tu sonrisa, tus labios, tu hermoso trasero, y me di cuenta que ya era hora de dar el siguiente paso, quiero que seas oficialmente mío y de nadie más, no soy bueno con las palabras pero...»

Frank se arrodilló ante Gerard sacando de su bolsillo una cajita.

«Gerard, ¿quieres ser mi novio?» Frank sacó un brazalete de oro, en realidad habían dos uno para cada uno. Había pensado en un anillo, pero no, un brazalete estaba mejor...

El pelirrojo se lanzó encima de Frank y asintió repetidas veces, dejando besos por toda su cara, para después besar sus labios.
Cuándo se separaron Frank le puso el brazalete al menor y este a Frank, sellando el acto con otro beso.

«Ya te estabas demorando... daddy».

El avellana solo sonrió y escondió su cabeza entre el hombro y cuello del menor.

«Lo siento bebé...»

Frank bajó su mano por la espalda del menor, hasta llegar a su trasero.

«¿Quieres jugar amor?

Frank metió sus manos en los pantalones de Gerard y estrujó su trasero con fuerza.
Gerard gimió ante el tacto de Frank, apretando los hombros de este.

«Sí, daddy...»







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Disculpen si quedó feo.

(No editado).

        
-Besitos en el orto✨.





Fuck me daddy! «Frerard»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora