cap. 9 Sorpresas

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SETH P.V.O

         En estos momentos la persona a la que más odio es a Jake. ¡Maldito él y maldito su gen alfa! Por culpa de la absurda, molesta y puñetera orden que me dio, tengo que hacer como que vivo feliz de la vida. Cuando es todo lo contrario. Cada día que pasa me siento morir un poquito más. Aunque le tengo que reconocer que esto no está del todo mal.

         Cuando regresamos de nuestra "charla" en el claro, mi madre casi se muere al oirme decir un ronco "Hola mamá. Me alegro mucho de que te casaras con Charlie". Luego fui yo el que estuvo a punto de morir... axfisiado por su abrazo. Creo que Charlie tiene que controlar un poquito más a su nueva mujer. El jefe Swan se limitó a palmearme la espalda y a gruñir algo parecido a "ya era hora chico. Creí que tu madre me volvía loco".  Tan directo y parco en palabras como siempre.

     La segunda parte del maravilloso plan de Edward (que ahora es algo así como mi cuñado) y del capullo de Jake comenzó al día siguiente. No podía volver al insti porque me habían expulsado al pirarme hacia ya un año. Pero, como son tan buenos samaritanos, decidieron que acudiría a las clases nocturnas para adultos para terminar mi último año. No me quedó más remedio que aceptar. Intenté negarme, pero la fuerza de la orden de mi alfa hizo que la cabeza estuviese a punto de explotarme. ¡Jake y sus brillantes ocurrencias!. Tuve que tragarme el poco orgullo que me quedaba y rellené la matrícula. Las clases empezaban esa misma noche. ¡Yupi! Iba a pasarme todo el año escolar rodeado de carcas. Entre eso y que yo no iba a ser precisamente la alegría de la huerta... vamos, todo un fiestón.

        Toda la manada al completo me acompañó hasta el módulo donde se impartían las clases para adultos. No es que tuviesen miedo de que me pirara otra vez (cosa imposible por el ya famoso y maldito mandato de Jake), sino que querían cachondearse un poquito de mí y pasarlo bien a mi costa. Cuando llegué a la puerta, me giré un poco y les solté un gruñido bastane potente. No pude evitar sonreir un poquitín orgulloso cuando retrocedieron, entre asombrados y asustados. Jake me regaló su mejor sonrisa sardónica y se marchó, llevándose consigo a los estúpidos de mis "hermanos". Entré en el edificio y seguí a varios cuarentones que cargaban con unas mochilas un poquito ridículas. Nuestra aula era bastane amplia. Caminé hasta el fondo y me senté en el rincón más apartado de todos. Recibí alguna que otra mirada de maldisimulada curiosidad. Los ignoré por completo. Cuando entró la profesora, el silencio fue casi sepulcral. Se me herizaron todos los pelos de la nuca. Hasta mí llegó un efluvio conocido. Me enderecé y contemplé a mis compañeros con un poquito más de atención. Y lo localicé. Tercera fila, cuarto pupitre. Una de las sanguijuelas que me arrebataron mi vida. No pude evitar una sonrisa macabra. Tendría que esperar a que la clase finalizara. Si había esperado un año, no me importaba esperar cuatro horas.

         La profesora (una vieja con cara de amargada que los cincuenta ya no los cumplía) repartió el temario de sus asignaturas. Cuando llegó a mí, se me quedó mirando con los ojos abiertos como un buho.

-¿Cuántos años tienes?

-Dieciseis.

-¿Qué te dan tus padres para comer? Porque eres enorme -la vieja se debía creer graciosa, porque todos soltaron unas risitas. Todos menos yo y la sanguijuela.

-Todos los de mi tribu somos así. Buena genética -sonreí con toda la inocencia de la que fui capaz. La profesora borró su sonrisa y me arrojó el temario casi a la cara.

-Bien. Todos los que estais aquí teneis pendiente el último años de bachillerato. Después de estos meses, os sometereis a los mismos exámenes que los alumnos normales y si, aprobais con la nota suficiente, podreis realizar las pruebas para acceder a la universidad. Aunque, si os soy sincera, muy pocos, por no decir que ninguno, lo conseguireis.

LO QUE SIGNIFICA SER  YO: SETH CLEARWATERWhere stories live. Discover now