Sweet Dream XVIII

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En la madrugada, en la escuela, al salir de clases y al llegar a casa; en cada momento en el que la chica rubia respiraba, sus ojos se encontraban con las palabras escritas en el profundo libro que tiempo atrás había encontrado en el frente de su puerta.

¿De que trataba el libro que Mei le había dado a Yuzu? Se preguntarán...

Claro que no lo voy a revelar por ahora, ya que esta pregunta es parte del desenlace de esta corta historia.

Si bien sabía, quien más habría de colocara aquella reliquia frente a la puerta y salido corriendo para que ella leyera su contenido que no fuese Mei. Y estaba en lo correcto, Mei había hecho que ese libro llegara a sus manos.

¿Cuanto tiempo había pasado desde la última vez que vio a Mei a los ojos?

Después de haber escuchado la historia salir de los labios de su padre con atención, su única conclusión fue el intentar no interferir. Era algo familiar, se lo había dicho el Señor Aihara.

Colocó el separador en la página que llevaba para no perderse y apretó el libro contra su cuerpo, mirando a través de la ventana de su cuarto, revisó la hora en su celular y decidió salir a caminar.

El atardecer de la ciudad era lo que más enloquecía su alma, y el parque más cercano fue su primera idea.

-" Matsuri ."- dijo Yuzu sentándose al lado de la chica de cabello rosa.

-" Yuzu-Chan, llevó mucho tiempo sin verte, ¿donde has estado?"- dijo la más pequeña recostando su cabeza en el hombro de la mayor.

Yuzu se quedó callada mirando el cielo, y sintiendo un leve dolor de cabeza.

-" Me gusta Mei ."- dijo Yuzu como si nada, aún mirando el cielo -" No es por su personalidad o porque sea linda, sino por la pasión que tiene hacia lo que a ella le gusta ."- miró a Matsuri con una sonrisa -" Mei es diferente, aunque es muy débil, ella puede con esto y más, por mucho que ella no lo crea así ."- susurró tan suave que Matsuri creyó no haberla escuchado -" La quiero, Matsuri, no podría vivir si a ella le sucediera algo ."- se abrazó así misma.

Matsuri abrió sus ojos mirándola con atención, trago con fuerza y miró sus manos, ¿Que había hecho?

El arrepentimiento, un sentimiento de remordimiento que hace que sientas un ácido en tu estómago y te hace creer que lo que hiciste estuvo mal. Muchas personas han sentido esto, desde personas pequeñas hasta adultos, solo algunos se dejan guiar por este sentimiento y cambian lo que hicieron, pero Mizusawa Matsuri no se dejaría llevar tan fácilmente.

Así fue como la chica de cabello rosa, besó a la persona, que no lo sabía pero, que había lastimado.

Ahora que recuerdo, ¿donde esta Mei?

Leyendo cada libro que debía de terminar, acabando con lo que necesitaba acabar.

Cerró el libro entre sus manos al haber terminado con él, y tomó otro que se encontraba Justo a su lado.

En sus manos habían cortes recientes, ya que una hora atrás su padre intentó hablar con ella detrás de la puerta. He incluso si alguien tocaba sus mejillas aún podía sentir la humedad en estas de las lágrimas que dejó caer.

Salió al balcón al notar que se hacía de noche.

Sus ojos miraron la casa Okogi para después ver a dos chicas frente a la misma. Las reconoció enseguida al ver sus cabellos coloridos, y apretó su mandíbula cuando chocó miradas con la rubia.

Una encantadora y amable sonrisa apareció en los labios de Yuzu, que desapareció al instante al ver que no fue correspondida por Mei, la miró con confusión. Matsuri, al ver que Yuzu miraba hacia otro lado en vez de seguir con la conversación en la que estaban antes, volteó a ver hacia donde miraba su hermana mayor; Mei se agachó antes de que la chica de cabello rosa notara que estaba ahí.

Sintió un nudo en su garganta mientras miraba dentro de su habitación.

El brillo del acero y el metal que se encontraba sobre su mesa de noche iluminó los ojos de Mei haciendo que estos espabilaran para que después una idea pasara por su cabeza.

Ese mismo día había sacado el arma del lugar en el cual lo tenía guardado.

Sintió una presión contra su pecho y desvió la mirada al suelo.

El día diecisiete, Aihara Mei se propuso una meta, ese era su sueño antes de tomar su decisión exacta. Pero lo más importante era que el cariño que sentía por Yuzu se volvió más grande en ese instante.

Al siguiente día decidiría unir su alma a la de Yuzu de la única forma en la que lo vio capas de hacer.

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"Una chica con sueños y desiciones, una chica que creía que el mundo era lo más emocionante que podría existir. Su nombre sin relevancia, y su corazón con importancia, ¿Que era lo que quería? ¿Que era lo que soñaba?

Su padre llegaba cada noche a darle un suave beso en la frente, tomaba un libro para leer su contenido y hacer que su hija soñara con lo más bello que el hombre haya podido imaginar.

No todos sabemos lo que somos, ni mucho menos decidimos que sentir. Pero cuando el hombre acababa con el cuento sobre conejos y daba otro beso en la frente de su hija, a ella le daba miedo el quedarse sola una noche más.

Cuando el 'Dulce Sueño' salió de los labios de su padre, La Niña supo que nunca lo sería.

Pues esta historia se trata de una niña que nunca tuvo un dulce sueño, una niña que a su corta edad murió por una molesta enfermedad".

-Sweet Dream, Fragmento del capitulo 18, casi finalizando la historia.

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