Sweet Dream XXI

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Ahora comencemos con el renacimiento.

El comienzo que sigue después del final. La ley de la vida. Como deseen llamarlo.

Tenemos personas a quien amamos y nunca dejaremos de amar.

Sus ojos esmeralda venían la arena del parque nublada, una pequeña de diez años lloraba en uno de los columpios de la zona recreativa.

Eran las 9:27pm, solo esa pequeña se encontraba allí.

Se preguntarán, ¿Quién es? ¿Que hace ella en una historia en la que la protagonista a tomado la decisión del suicidio?

Pues déjenme decirles, cronológicamente, que nuestros 20 capítulos anteriores fueron una lectura educativa, que les puede hacer pensar lo que han hecho con sus vidas o las metas que deben de proponerse, que deben escoger mejor sus decisiones. Pero estos últimos dos trata sobre el renacimiento y lo que quiero dar a entender con cada capítulo.

Sus pequeñas manos cubrían su rostro, el frío de la noche empezó a sentirse.

Su sufrimiento silencioso fue interrumpido por un tacto en su hombro, que la hizo levantar su rostro inmediatamente.

-" Hola ."- dijo una joven de posible 13 años, sus ojos lucían fríos, pero el encanto del color amatista despista a cualquiera del frío que producen.

Y como la primera historia, nadie se conoce de maneras cómo está.

-" Hola ."- respondió la más pequeña, desviando la mirada al suelo al sentir la intimidación de los orbes frente a ella.

-" Soy Mei ."- informó levantando la barbilla de la pequeña frente a ella para que sus ojos verdes volvieran a entrar en su campo de visión -" No vivo muy lejos he iba pasando por aquí con mi madre ."- Señaló a una señora detrás de ella que se encontraba a unos pocos metros observándolas -" Me preocupe al verte aquí llorando ."- dijo en un susurro con su rostro inexpresivo -" Y ya que estamos en víspera de navidad, quería saber si querías tomar un café caliente en nuestra casa."

La chica de ojos esmeralda la observó con el ceño fruncido.

-" No te conozco ."- respondió con brusquedad, sintiendo una vez más sus ojos nublarse.

-" Soy Mei ."- repitió la joven de cabello negro apretando sus labios -" Te he visto pasar todos los martes y jueves con tu madre frente a mi casa, supongo que no vives muy lejos de aquí tampoco ."- dijo con rapidez, intentando convencerla -" ¿Cual es tu nombre?"

El cabello de la más joven era rubio, porque estaba cansada de que la compararan con su difunto padre.

Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, es nuestra elección el dejarla pasar o tomarla y afrontarla. Si somos seres humanos comportémonos como tal, y empecemos a aprender de lo que hemos hecho mal.

-" Yuzu ."- Susurró con timidez.

La joven frente a ella le extendió la mano.

¿Nunca haz notado que tenemos un dejavú cada día?

Yuzu sin dudarlo, la tomó.

Sintió calidez, protección y una corriente golpear su corazón. Ellas se conocían, más de lo que creían.

Yuzu sin darse cuenta le ofreció una segunda oportunidad, que constaba de sacarla de el infierno en que vivía. Y Mei, sabiendo las consecuencias la acepto porque lucharía por ella.

Al comienzo de esta historia me enfoqué en un final triste, pero no pude evitar sentir que sería muy doloroso, incluso para mi.

Ambas corrieron en dirección a la madre de Mei, y caminaron tomadas de la mano hasta llegar a casa de la mayor.

Tomaron una taza de chocolate y Yuzu quemo su lengua. Se conocieron, y se prometieron volverse a ver.

A partir de aquí, sois libres de seguir la historia, en la que Yuzu tenía problemas en casa, y Mei se esforzó en ayudarla.

La historia se repite otra vez, pero la única diferencia es que el destino no permitiría, que Yuzu hiciera algo contra ella misma.

El día veinte, resulto siendo el primero, dando como final una historia hecha para reflexionar.

El próximo capítulo será un extra, culminando por completo la historia.

Buscamos nuestro rumbo por vías desconocidas, queremos lograr cosas que nadie más a hecho nunca. Di lo mejor de mi en cada párrafo, espero que lo aprecien y si desean... léanlo una vez más.

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" Las lágrimas del hombre traspasaron la delicada tela de la cama de su hija, no había comido desde lo sucedido y en su trabajo no lo vieron sonreír más.

Pero era el destino de aquel pobre hombre el quedarse solo, su destino fue ver a su hija en los retratos de su alcoba y sentir su olor al rededor del cuarto.

Y el destino de su hija, fue la muerte.
Y su dulce sueño, por fin obtener."

-Sweet Dream End.

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