Shi se levantó para ir detrás de la mujer que acababa de salir de la habitación, su mente le ordenaba que corriera y viera si en verdad la belleza que había visto era real.
Pero cuando salió se encontró con el patio vacío, pensó que seguramente ella se habría retirado a su habitación nupcial, camino despacio hasta sus habitaciones, pensando en cómo había actuado con ella, pero quien en su sano juicio se iba a imaginar que el demonio carmesí podría ser la mujer más preciosa que el pudiera imaginar, ahora entendía un poco las palabras de su cuñado, la había conocido antes y por lo tanto debía conocer su rostro.
Llego a las puertas de la habitación aun viendo la luz encendida, lo que quería decir que su esposa estaba despierta y no se había acostado.
Pensó en cual podría ser la mejor manera de entrar a la habitación y que excusa debería usar para justificar su comportamiento, dio varias vueltas alrededor de la puerta, aun sin saber cómo entrar.
Escucho unos pasos acercándose así que decidió, esconderse no quería encontrarse con las guardaespaldas de su esposa, colocándose detrás de una columna viendo llegar a las dos mujeres, las cuales tocaron la puerta de la habitación, su esposa salió a recibirlas, Shi pudo ver que ya no tenía puesto el sobretodo del vestido de novia, solo llevada puesto la parte baja del vestido, se había quitado todos los adornos del cabello dejándoselo suelto sobre los hombros, era muy largo y al salir de la habitación fue envuelta por los rayos de luna que se estaban proyectando en el estanque del jardín, dándole la ilusión de ser una hermosa hada que salía a jugar en medio de la noche, su cabello brillaba siendo movido por la brisa nocturna, pudo ver los grandes y hermosos ojos rojos prueba que su familia pertenecía a la desaparecida dinastía del fuego.
Hablo algunas palabras con las dos mujeres, las cuales hicieron una reverencia regresando por el camino que llegaron, vio como ella se quedaba parada observando el árbol de sakura que su padre había plantado para él cuando era pequeño, acercándose a acariciarlo suavemente, Shi empezó a sentir una sensación extraña en su pecho al verla tan pacífica y entregada en sus pensamientos, que decidió que esta era la mejor ocasión de acercarse a ella, cuando no estuviera tan a la defensiva.
Tomando valor decidió salir de donde estaba escondido para hablarle, pero cuando estaba por descubrirse, escucho de nuevo pasos acercándose, por lo que prefirió salir cuando la persona que llegaba se fuera, al levantar la vista para ver de quien ahora se trataba, solo pudo observar la figura de un hombre del cual no podía ver bien el rostro porque lo tenía parcialmente cubierto acercándose a su ahora esposa, poniéndose a su espalda, vio como este hombre levantaba su mano para colocarla en su hombro llamando su atención, su esposa volteo observándolo reconociendo de quien se trataba, la vio sonreír y luego para su sorpresa y malestar el hombre la abrazó atrayéndola muy fuerte contra su pecho, siendo correspondido de igual manera, haciendo que Shi bajará la mirada con aparente molestia.
Shi no sabía cómo calificar lo que el abrazo entre ellos dos le estaba haciendo sentir en el pecho, sólo podía decir que le molestaba tal falta de respeto hacía él, después de todo era su esposa no podía estarse abrazando con cualquiera, cuando despertó de sus pensamientos para volver a verlos, ellos habían desaparecido, el salió de donde se escondía para buscarlos, dando una vuelta por el jardín, entró raudamente a sus habitaciones encontrando la cámara nupcial vacía, entendiendo que su esposa se había ido con el hombre desconocido.
Salones de la Casa de Té Flor de Hielo
Yan Da y Peng Peng, se encontraban sentados bebiendo de una botella de vino de Hidromelis, él no entendía las razones por las cuales ella lo había mandado llamar, pero igual era muy feliz al saber que el príncipe y ella no habían llegado a consumar el matrimonio, siendo así se podría pedir la anulación de este, todavía quedaba esperanzas.
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Mi Amada General
FantasyUna preciosa gema recubierta por el más poderoso metal, quien puede atreverse a adueñarse del corazón de un "Demonio Carmesí", acaso un príncipe que no tiene bien puestos los pies en la tierra podría lograrlo, tal vez siempre para un roto hay un de...