Shi abrió los ojos mirando por entre las grietas de las cortinas la luz del sol empezar a entrar.
- "Ya estaba por amanecer", habló volviendo a cerrar los ojos tratando de aunque sea dormir el poco tiempo que le quedaba antes de que vinieran a levantarlo, aún recordaba en su mente lo que había sucedido anoche y eso era lo que lo perturbo tanto llevándose su sueño por completo.
De pronto escuchó como lentamente y despacio la puerta se comenzó a abrir, sabiendo de quien se trataba cerró con más fuerzas los ojos, esperando a ver que hacía su esposa, porque sin duda alguna era la persona que acababa de entrar a la habitación.
Espero y espero pero ella no se aproximaba a la cama pareciendole muy raro, entreabrió los ojos para observar que hacía, encontrándose con la visión de ella ante en el tocador, deshaciéndose de la ropa que tenía puesta, dejándola caer en la silla, quedándose solo en ropa interior.
Shi la veía preciosa con el cabello suelto a cada lado de su rostro, aún con los ojos entrecerrados la vio avanzar hasta la cama y echarse a su lado despacio como si fuera una pluma.
Por primera vez Shi se sintió muy nervioso, a pesar de estar casado él no había dormido con ninguna de sus dos concubinas y mucho menos con cualquier otra mujer a pesar de lo que todo el imperio creía el hasta la fecha no había tenido contacto intimo con nadie y estar de esa manera con la mujer de la que se estaba empezando a enamorar despertaba nuevas sensaciones para él.
Escucho su respiración dándose cuenta que ya se estaba empezando a dormir, espero un rato más hasta que ella se durmiera por completo, sonriendo al escuchar su respiración calmarse, quiso acercarse a ella pero lo mejor sería si lo hiciera fingiendo como su estuviera dormido, así si ella despertaba no se molestaría por que él estuviera tan cerca.
Sigilosamente se movió hasta colocarse detrás de su espalda volviendo a llenarse de su perfume a flores, toco su cabello deleitándose con su suavidad, eran como hilos de seda entre sus dedos, quería que ella volteará para que pudiera observarla dormir, pero ella estaba de costado por lo que no podía hacerlo, sintiendo como sus manos empezaban a hormiguear por tocarla, las aparto lejos de ella Shi entendía que eso estaba más allá de sus posibilidades en este momento, por todas las cosas que le dijo, sabía que ella estaba aún dolida, pero como iba a imaginarse que en tan poco tiempo ella le empezaría a hacerle sentir de esa manera.
Pero quizás no volvería a tener otra oportunidad como está, tomando valor deslizó su brazo a través de las sabanas jalandola despacio con ellas hasta ponerla en su pecho atrapándola en sus brazos, la sensación de ella encima de él era exquisita haciendo latir fuertemente su corazón, pero ella al momento se levantó, era cierto lo que se decía que siempre estaba con sus sentidos despiertos, por lo que Shi aparentó que seguía dormido.
Ella quiso liberarse, pero no pudo hacerlo la posición en la que estaban no la dejaba tener mucho apoyo para lograr soltarse, por lo que decidió despertarlo.
- Su alteza, su alteza, despierte, dijo suavemente Yan Da.
Shi quería sonreír por el tono tan delicado que estaba usando no era nada común en ella, pero en vez de despertarse el la acercó más a su pecho colocando su rostro muy cerca al suyo, inclusive acariciando su mejilla contra su cabeza.
Ella al sentir esa caricia volvió a querer soltarse, pero el la apretó más fuerte con un brazo y lentamente con la otra mano la empezó a deslizar por su vientre acariciándola en pequeños círculos, ella siguió forcejeando hasta que sintió como sus dedos llegaban directamente hacia su piel, haciendo sentir escalofríos en el lugar donde la tocaba, Yan Da sabía que no debía permitir que siguieran de esa manera, pero nunca había sentido tales sensaciones en su cuerpo, como miles de corrientes recorriendo desde donde los dedos del príncipe la tocaban hasta colocarse en la base de su abdomen, sin querer dejo escapar un suspiro por lo bien que se sentía su toque, llevando sus manos a su boca para cubrirla con ellas.
ESTÁS LEYENDO
Mi Amada General
FantasiaUna preciosa gema recubierta por el más poderoso metal, quien puede atreverse a adueñarse del corazón de un "Demonio Carmesí", acaso un príncipe que no tiene bien puestos los pies en la tierra podría lograrlo, tal vez siempre para un roto hay un de...