Capitulo VII

234 28 8
                                    

Peng Peng camino al lado de Yan Da lentamente, los dos en silencio cualquiera diría que ambos estaban molestos entre sí, pero eso estaba muy lejos de ser verdad, ambos habían sido amigos desde pequeños, cuando la familia de Peng Peng murió producto de un accidente, el general Hou Yi lo rescato de entre las llamas del carruaje, llevándolo consigo a su casa.

Allí él fue acogido como un hijo más, entrenado como todos los niños de la casa Feng en combate, poniéndole también interés en los estudios militares, donde fue allí que destaco, convirtiéndose en el Consejero de Guerra más joven del imperio, primero al mando del General Hou Yi y ahora bajo las ordenes de Yan Da.

También partió con Yan Da y sus hermanos a la guerra cuando solo tenía quince años, cuidándose ambos espalda con espalda, apoyándose en el campo de batalla muchas veces.

El fue la única persona que vio quebrarse a Yan Da cuando se enteró que su padre y los últimos dos hermanos que tenía con vida fueron asesinados en la trampa que les puso Bai Hei Feng, también fue el la última persona que sostuvo la mano moribunda de Shou Gang prometiéndole por todos los dioses que protegería a su hermana menor con su vida y el planeaba hacerlo, amaba a Yan Da desde hace mucho tiempo, la camaradería y complicidad de entrenamientos juntos, las arduras y duras batallas compartidas, haciendo que ellos muchas veces se quedarán solos por mucho tiempo, poco a poco fueron encendiendo los sentimientos que ahora atiborraban su corazón, como iba a ahora a cumplir su promesa.

El esperaba sólo regresar a casa para pedirle que se casará con él, así el podría estar cerca de ella todo el tiempo sin tener que poner ninguna excusa, pero ahora esa oportunidad se desvanecía de sus manos, ella iba a ser entregada a otro sin que el pudiera oponerse, sabiendo que nadie desobedecía una orden del emperador Yan Da había pasado en tan pocos días de ser su futura realidad a un sueño inalcanzable.

- ¿Peng Peng?. ¿Me estás escuchando?, la oyó decirle cerca a su oído bajo la mirada encontrándose con esa linda sonrisa que siempre le daba, sintiendo rabia de que ahora esos detalles que solo compartía con él pertenecerían a otro.

- Me decías Yan Da, estaba pensando en otras cosas lamento no haberte prestado atención, le respondió él mirándola fijamente.

- Que raro en ti, siempre sabes estar muy alerta como si en todo momento estuviéramos a punto de ser atacados, le contesto ella sonriendo.

- Nunca está de más se precavido, cualquier.... fue interrumpido por ella terminando la frase que tantas veces su maestro les había dicho.

- Cualquier persona puede ser un potencial enemigo, soltó ella con un suspiró.

El la volvió a mirar, quería preguntarle porque se encontraba vestida así con su traje de asedió que muy raras veces usaba, exhalo para preguntarle: - Yan Da te puedo preguntar algo.

Ella volteó a mirarlo: - Claro pregunta, de cuando acá tenemos tantas formalidades entre nosotros, se paró ella de pronto ya que habían llegado a la mansión.

- Será mejor que conversemos en tu estudio, le dijo.

Ella aceptó avanzando por la entrada principal, quitándose la mascará y guardándola en su bolsillo.

Ambos caminaron siendo observados por los sirvientes que estaban en el jardín terminando los quehaceres del día, las doncellas observaban ilusionadas lo guapo que era él, cuchicheando cosas detrás de su paso.

Yan Da no pudo evitar sonreír al llegar a captar uno de los comentarios: - "Es el Capitán Zou, dicen que el antiguo amo lo acogió en la casa desde pequeño, has visto lo guapo y varonil que es, debería estar buscando una casamentera para casarse y así poder dejar tan hermosa cara en sus próximos hijos, yo me pondría de candidata".

Mi Amada GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora