Shi estaba como un león enjaulado paseándose de un lado a otro por toda la habitación, hace una hora que el había sido acomodado en las habitaciones de soltera de su esposa y ella no regresaba a preguntar por el, sin importarle muy poco o nada lo que le ocurriera.
Su cuñada había sido quien lo atrasó cuando el había salido dispuesto a no dejar que su esposa se fuera con ese capitán, aún le daba rabia recordar lo que había pasado...
- Su alteza, su alteza, escucho a alguien a su espalda gritar, volteo para encontrarse con la figura de su cuñada, teniendo que por cortesía quedarse a escuchar lo que deseaba.
- ¿Si cuñada, que es lo que sucede?, le dijo él asiento acopio de toda su paciencia.
- Yo lo llevaré hasta donde son las habitaciones de mi cuñada Yan Da, si me sigue por favor, le respondió ella.
- Pero yo iba a esperar a Yan Da para que ella misma lo hiciera, respondió el príncipe.
- Descuide yo lo llevare, ella seguro no tarde en venir, si es tan amable, le contesto su cuñada.
No quedándole otra salida la siguió con pesar, esperando que lo que le había dicho fuera verdad....
Pero no fue así, había pasado una hora y ni rastro de su esposa, seguro estaba con ese capitán, que falta de respeto para él que siendo el esposo tendría que estar esperando como un tonto, decidido a no seguir siendo burlado se levanto dispuesto a salir, cuando estaba para llegar a la puerta esta se abrió dejando pasar a su esposa, la cual venía con el cabello desatado y mojado, también su ropa era diferente, tenía un conjunto para dormir muy parecido al que tuvo en sus pensamientos hace un rato, avanzo hasta él mirándolo de forma tranquila, se la veía tan preciosa con las mejillas sonrosadas por el baño que seguramente se acababa de dar, desprendía un olor demasiado agradable para sus sentidos.
El quiso tocarla pero ella sin darse cuenta paso de lado dejándolo con la mano extendida.
- Príncipe si desea tomar un baño, lo puede hacer dígale a una de las doncellas donde queda, le dijo ella secando su cabello con un paño.
El volteo a verla, acercándose le pregunto: - ¿Dónde estabas?, sabes acaso que he estado aquí solo por mucho tiempo.
Ella lo miro no entendiendo, pero no queriendo discutir le contesto despacio: - Estaba dándome un baño y cambiándome, disculpe su alteza si me demore demasiado.
Shi sin darse cuenta soltó un suspiro de alivio, para luego contestarle: - Esta bien, me iré a bañar, diciendo esto salió pidiéndole a la doncella que le dijera donde quedaba el baño.
Se sorprendió al ver el sistema de baño de la casa Feng, era el mejor momento de por fin poder disfrutar de su bella esposa, estaban en la casa de sus familiares, ella no podría irse a dormir a otra habitación sería el mejor momento de esclarecer las cosas con ella, con este pensamientos en mente se baño lo más rápido que pudo, y salió del baño aún con el cabello húmedo, llegando a la habitación.
Al entrar en ella se encontró con su esposa la cual estaba terminando de arreglar su cabello, lo observo por el espejo, dándose cuenta de su cabello mojado y aún sin peinarse.
- Príncipe siéntese aquí, le ayudare con su cabello, Shi se acerco a ella sentándose a su lado le dio la espalda, sintió como ella delicadamente le secaba el cabello con movimientos suaves, haciéndolo suspirar.
Luego de esto cogió uno de los peines de tocador empezando a desenredar sus cabellos, se sentía demasiado bien estar en sus manos, el estaba con los ojos cerrados la escucho decir:
- Si le causo algún daño me avisa, el solo asintió con la cabeza, dejándose llevar por la grata sensación de ella acariciando sus cabellos, se sentía maravilloso ser tocado así por ella.
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Mi Amada General
FantasyUna preciosa gema recubierta por el más poderoso metal, quien puede atreverse a adueñarse del corazón de un "Demonio Carmesí", acaso un príncipe que no tiene bien puestos los pies en la tierra podría lograrlo, tal vez siempre para un roto hay un de...