👄PRÓLOGO

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—De pie —ordenó la profesora y así todos lo hicieron—. Reverencia —hicieron una reverencia de noventa grados y tomaron nuevamente lugar en sus asientos.

La profesora tomó unos marcadores de su bolso y comenzó a escribir en la pizarra.

—Soy su profesora de Arte este año, muchos de ustedes ya me deben de conocer de años anteriores y deben conocer mí método de trabajo... —la profesora, que claramente no conocía, continuó hablando y presentándose.

Él, si embargo, desvío la vista a la ventana que parecía mil veces más interesante. Su amigo tocó su hombro y bufó por eso.

—Si no prestas atención, después no me preguntes qué que dijo —susurró el castaño y el rubio se encogió de hombros.

Kim TaeHyung, 17 años y sin nada relevante que pueda decir de su vida ya que es absurdamente monótona. No odia estudiar, puede hasta decir que es una manera de no pensar tanto en su vida de mierda, pero ser el chico nuevo no es cómodo y tampoco el que lo tachen de estudioso y de traga-libros le parece muy lindo.

El ruido de lápices cayendo lo distrajo y volteó al notar que su amigo estaba recogiendo todas sus pertenencias del suelo.

—¿Park JiMin? —preguntó la profesora curiosa—. ¿Se encuentra bien?

—¿Eh? ¡Si! ¡Perfectamente! —rió nervioso y tomó lo que faltaba del suelo con la ayuda de TaeHyung que no entendía que había pasado.

—Me alegro. Ahora preste atención a la clase, por favor —JiMin maldijo por lo bajo y ambos chicos tomaron nuevamente asiento en su lugar.

La profesora siguió con su discurso y TaeHyung golpeó el brazo de su amigo intentando no ser brusco.

—¿Qué fue eso? —gritó en susurro.

—El imbécil de HoSeok, eso fue.

TaeHyung frunció el ceño y buscó quién diablos era HoSeok, pero obviamente no lo iba a encontrar porque no lo conocía. Con suerte y conocía a JiMin y eso, era porque eran mejores amigos desde la escuela.

—¿Alguna duda? —nadie dijo nada, únicamente ella asintió y repartió la planilla de horarios según la materia. Luego, el timbre del receso sonó y todos salieron a paso rápido de ahí, incluyendo a TaeHyung.

Odiaba los recesos. La gente corría desesperada de un lado a otro, unos a la cafetería y otros a la cancha de baloncesto y él, corría, pero solo para sentarse bajo la sombra del gran árbol de cerezos. Joder, que amaba la tranquilidad que ese lugar le transmitía.

Levantó la vista hacía puerta del edificio de salones y suspiró al ver a Rosé, esa chica era preciosa. Pero sabía que no tenía oportunidad con ella, como mínimo una amistad si es que ella aceptaba, y eso ya era mucho viniendo de alguien que parecía odiar el contacto cercano o amistoso con la gente. Ya hasta se parecía a su hermano por como trataba a todos cuando querían acercarse a él.

Antisocial. Así lo habían llamado toda la primaria por tener únicamente de amigo a JiMin. Y no le molestaba, pues prefería ser antisocial antes que sufrir por más mentiras.

Odiaba las mentiras y más odiaba recordar quien fue la primer persona en mentirle a sus cortos diez años.

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Este fanfic no está hecho ni escrito con el fin de ofender a nadie; ni a los personajes mismos. Es para consumo del lector y disfrute de cada uno. Todo aquí es fantasía y pura imaginación.

¡Gracias por leer!

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