uno

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me abracé lo que más pude, tenía frío y miedo. escondí bien mi celular y miraba hacia atrás constantemente, quien mierda me mando a meterme acá.
el sonido de unos gritos me hicieron poner alerta. sentí que las voces y los pasos se acercaban a donde estaba yo, así que rápidamente me escondí detrás de un arbusto que había ahí.
el duro y frío cemento impacto contra mis piernas protegidas por un fino jean, haciendo que un gemido de dolor se me escapará y que mi jean se rompiera.

— la puta madre — dije en voz baja.

asomé la cabeza un poco y vi a los causantes de los gritos frente a mí, pero ellos no me veían. calladita, sol, un mínimo ruido y anda a saber que te hacen.

— flaco, me debes guita desde hace dos semanas. me traes ya la plata o sos boleta — un chico con la cara tatuada dijo eso mientras "apuntaba" al otro chico con una navaja. el miedo empezó a crecer en mí, si no me iba ya, iba a terminar feo.

— no tengo la plata, te prometo que si me das una semana te la traigo — entré tartamudeos, pudo terminar la oración. el otro, largo una carcajada. en un ágil movimiento, la navaja estaba enterrada en el estómago de lo que parecía el deudor.

— una semana.

quise gritar e iba a hacerlo hasta que una mano se puso en mi boca y la otra abrazandome, impidiendo moverme. la desesperación corría por mis venas. las lágrimas empezaron a brotar.

— sh — me susurró una voz masculina al oído —, si haces ruido vas a terminar así — me señaló al chico que estaba en el piso —, o peor.

entendí que intentaba ayudarme, para capaz después robarme hasta las medias, pero me quede callada. de todas formas, las lágrimas estaban acumuladas en mis ojos por si algo pasaba.

cuando el tatuado se fue, la persona atrás de mí, me soltó. miré al chico tirado en el piso, gimiendo de dolor, pero no creo que le pase nada. me di vuelta intentando encontrar la persona que en otras palabras, me salvó, pero no había nadie.
agarré mi celular, temblorosa, y marqué el número de la policía.

— no quiero preguntas, por favor venime a buscar ya papá — traté de no llorar, pero la voz me salió cortada. le pase la dirección y aún en mi anterior escondite, vi como un rubio teñido se llevaba al chico que estaba tirado en la acera.

hija de la yuta » duki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora