seis (segunda parte)

6.1K 493 83
                                    

la alarma sonó a las nueve. el día estaba soleado y no hacia demasiado frío.
lo primero que hice fue revisar mi celular y que mejor manera de empezar el día con un mensaje de mauro.

siempre estas linda // 22:57.

dejé el celular y me pasé las manos por mi cara como una tonta enamorada.
me levanté y desayuné una tostada con queso y después me bañe. me repetía mentalmente que no me enganchara con mauro porque después iba a doler, lo presentía y yo nunca me equivoco.
me cambié con un jean roto en las rodillas, una remera con inscripción en inglés y una campera no tan gruesa. me puse mis zapatillas blancas y me ate el pelo. no me maquille porque me dio paja, si, soy más paja que humana.

el timbre sonó y entré en crisis. miré la hora: las once en punto. puntual el pibe eh, sumaste puntos maurito.
agarré mi cartera y mis llaves para abrir la puerta, encontrándome a mauro. me saludó y nos fuimos.

—¿a dónde vamos? —dije una vez adentro del auto.— ¿y este no es el auto de neo? —solté, extrañada. él me miro, serio.

—es sorpresa y, ¿cómo sabes cuál es el auto de neo? —mis mejillas se incendiaron.

—eh, es que, una vez me llevó a mi casa —su vista estaba fija en el recorrido.— ¿te enojaste, lindo? —mi mano se posó en su muslo. sentí como se estremeció y pensé que sería divertido provocarlo más.— quédate tranquilo, yo te quiero a vos —mi mano fue descendiendo lentamente hasta llegar a su miembro.

—saca la mano de ahí si no querés que paré el auto acá y te arrepientas totalmente —sonreí y en vez de sacar mi mano, apreté.

—no creo arrepentirme, pero lo voy a hacer porque estos no eran los planes —saqué la mano y él suspiró.

—creo que me gustaba la posición de tu mano ahora que me doy cuenta —esboce una sonrisa y seguí mirando por la ventana.

[...]

—¿qué es esto, mauro? —me miró. levantó las cejas y señaló el paisaje.

—es un parque. venía acá con mi familia de chiquito, pero dejamos de venir.

me parecio tierno el hecho de que me traiga a un lugar especial para él, pero anda a saber con cuantas lo hizo.

—¿cuántas? —me miró confundido.

—¿eh?

—¿a cuántas trajiste acá? —rodo los ojos y camino, alejándose.

—a ninguna. este lugar es especial para mí porque, ¿ves ese árbol? —me señaló un gran árbol. asentí.— mis viejos, hermana y yo lo plantamos cuando mi abuela murió. ella era como una mamá para mí —sus ojos se llenaron de lágrimas. la puta madre duki, no llores porque no voy a saber que hacer y me voy a largar a llorar con vos.— entonces no traigo a cualquiera al lugar de mi abuela, ¿entendes? —lo miré y lo abracé.

—perdón. es que no quiero engancharme con vos porque tengo miedo de que me lastimes e intentó buscar todas las contras para no ilusionarme como una tonta —se alejó de mi y me miro fijo.

—seguro pensas que soy uno de esos pibes que tienen miles de pibas atrás y si, estuve con muchas, pero nunca tuve algo serio. tengo miedo a que me lastimen porque yo soy de esas personas que podes apuñalar mil veces y te va a seguir perdonando porque no sabe alejarse. no sé odiar, solo me enseñaron a amar y eso es lo que intentó darle a todos, amor.

me pareció muy tierno lo que dijo. separé la distancia y le planté un beso, al cuál él siguió. su mano derecha estaba en mi nuca y la otra en mi mejilla. nuestras lenguas jugaban y alguna que otra vez lanzaba una sonrisita en medio del beso.

—no se le sonríe a cualquiera en medio de un beso —solté. él sonrió.

—menos mal que no sos cualquiera.

hija de la yuta » duki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora