Smell (Omegaverse) YM /HV/ NJ

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- Te queda algo grande pero estará bien - comentó Jin al ver el pijama de Tae siendo usado por Jimin.

El pequeño sonrió divertido.

- E-esto está enorme - Jimin se veía una y otra vez en el espejo intentando encontrar sus pequeños brazo perdidos en el suéter gris de Tae, sin éxito alguno y soltando más risas por lo gracioso que se veía.

- Ya te lo dije, eres adorable -Taehyung había encontrado la forma de hacer enojar al pequeño, odiaba que lo llamaran tierno.

- Basta Tae - reclamó arrugando la nariz.

- ¿Qué puedo decirte? Así naciste, tierno cual cachorrito.

- ¡Tae!

- ¡Deberías agradecer! Se llaman cumplidos ¡Cum-pli-dos!

- ¡No me gustan porque no son cier-

- ¿¡Pueden callarse!? Si mañana despierto con el mínimo indicio de ojeras ¡Los quemo vivos! ¡Vivos! ¿Entendieron?

- S-si, hyung - respondió Tae nervioso.

- Gracias - sonrió de pronto - Ya, descansen.

Era tétrico ver lo fácil que resultaba para el mayor ser tan dulce un momento e intimidante al segundo.

Jin se retiró hacia una de las tres pequeñas habitaciones.

- D-deberíamos dormir Tae, ya es tarde y Jin hyung esta algo... sensible.

- Siempre lo es.

Ambos rieron bajito al escuchar a Jin quejarse por última vez.

- Jiminnie... tomaré un baño, ahora regreso.

- Está bien, ¿podría también tomar uno?

- Oh, en ese caso, ve tu primero.

- ¿E-Enserio?

- Si, yo demoro mucho, es mejor que tu vayas primero.

- Gracias Tae.

- No es nada.

-🎀-

Jimin enrolló la toalla blanca, que Tae le había prestado, alrededor de su cuerpo con delicadeza de no rozar moretones o heridas.

Habían sido precisos al golpear, cada hematoma realmente ardía ante cualquier roce por más leve que este fuera.

Una vez más abrigado se detuvo a observar. Se encontraba asombrado del decorado, casi todo poseía tonos blancos y azul marino. Era un contraste muy elegante, y más si se le agregaba los detalles en dorado del espejo y esparcidos en otros lugares como en las manijas de la ducha.

Tomó el pijama enorme y completamente gris de Tae junto a sus prendas interiores. Descubrió su cuerpo y se dispuso a usar la toalla como secador de cabello, la colocó sobre su cabeza enrollándola cuidadosamente sobre sus orejitas.

Terminó de vestirse, con uno que otro quejido de dolor de por medio, y salió más relajado.

La ropa usada la dobló para posteriormente dejarla sobre una silla solitaria del pasadizo.

De repente le dieron ganas de beber algo. El apartamento era pequeño, pero tenía un irrelevante cuarto el cual parecía ser la cocina. Entró en ella no sin antes susurrar un 'Terminé Tae' dejando que el nombrado entrara al baño.