CAPÍTULO 2: HABITACIÓN

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Kyungsoo le había dado a su hermano Zitao un momento para calmarse, antes de finalmente tomar la decisión de levantarse e ir a buscarlo, cuando consideró que el enojo podría ya habérsele pasado.

Hablando con sinceridad, Kyungsoo también pensaba que se habían excedido de regreso en la sala. 

Estaba tan determinado a admitir su culpa, que incluso pensaba en ofrecer una disculpa a su hermano menor. No sabía del resto, pero a él le carcomía la conciencia un poco.

No habían tenido malas intenciones y en parte Kyungsoo estaba seguro de que Zitao también lo sabía. Al final, se trataba de ellos. Se conocían. Sabían que jamás causarían un daño grave a ninguno. Simplemente eran hermanos aburridos buscando hasta la más mínima oportunidad de conseguir entretenimiento.

Aunque Kyungsoo no sabía de dónde sacaba Zitao tanta imaginación, de ningún modo quería que él pensara que Kyungsoo y los otro se burlaba de él porque lo que hacía era tonto o algo por el estilo. Simplemente les parecía curioso que el menor tuviera unas ideas tan fantasiosas sobre mundos idóneos que no existían. Mundos donde no existía diferencia alguna entre los géneros.

Por favor, la realidad no podía estar más lejos de ello.

Cada alfa con el que alguna vez se habían topado, no los había considerado lo suficientemente importantes como para dar un segundo vistazo. Todo porque eran omegas.

Como si Kyungsoo o cualquiera de sus hermanos valiera menos que una basura pegada en la suela de sus zapatos de alfa.

Ugh, malditos perros.

En momentos como estos es cuando inevitablemente Kyungsoo podía escuchar la voz de su padre susurrando un malicioso "ese comportamiento no está a la altura de un Oh". Y eso solo lo hacía ponerse de malas. 

《No es como si mi único objetivo en la vida fuera decepcionarte, ¿ok?》respondió Kyungsoo a esa voz imaginaria.

Kyungsoo se detuvo y sacudió la cabeza.

Cielos, en verdad debía estar loco si incluso sentía la necesidad de disculparse cuando el hombre en cuestión ni siquiera estaba presente.

Siguiendo el mismo camino por el que su hermano se había ido momentos antes, Kyungsoo caminó a través de pasillo oscuro, desacelerando un poco el paso para tomar un rápido vistazo de aquel rincón oscuro al final del pasillo lateral. A primera vista no parecía haber nada ahí, pero Kyungsoo sabía que había una puerta.

Y, ¿qué había detrás de una puerta? Una habitación.

Una habitación a la que por alguna razón, ninguno de ellos podía acceder.

Realmente no tuvo más que un par de segundos para pensar en ella, antes de que la hubiera dejado detrás. Y entonces ya no hubo más tiempo para indagar al respecto.

Porque un par de pasos antes de cruzar el umbral de la residencia, captó un intolerable aroma. Kyungsoo se erizó de rabia.

Antes que el sol de la tarde pudiera calentar su rostro, llegó hasta él el sonido de una voz familiar.

—Dime,  pequeño Panda, ¿qué pensaría tu padre de tu estúpida osadía? —susurró Kim Jongin, alias Kai, en un tono amenazante. Su rostro a tan solo milímetros del otro—. ¿Estaría orgulloso o, caso contrario, tú estarías metido en un gran y gordo lío?

Lo primero que Kyungsoo captó fue al alfa moreno manteniendo al omega preso por su collar. Zitao se removió, tratando de zafarse de su agarre, pero fue un esfuerzo en vano.

Mostrándole los dientes en un gruñido furioso, Zitao tomó por la muñeca a Kai.

Kyungsoo se perdió.

El Tratado《EXO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora