CAPÍTULO 9: AROMA

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Suho había salido a revisar cómo se encontraba Kyungsoo, pues era el único de sus hermanos que no había entrado a casa apenas los invitados se fueron. Aunque no se sentía con el ánimo para absolutamente nada, se sintió realmente aliviado de encontrar a su hermano ahí de pie, aparentemente discutiendo con Kai.

En ese mismo momento, una silueta más se unió a ellos, acercándose desde la entrada de la residencia.

—Jongdae. ¿A qué le debemos el milagro de tu presencia? —preguntó Kai.

Pero Suho no prestó atención a su hermano Sehun y su nuevo compañero. Tampoco al desconocido, el otro Alfa quien aparente era Jongdae, cuya piel era de un tono bronceado; a las risas de ambos hombres o al rápido abrazo que él y Kai intercambiaron. En su lugar, Suho clavó sus ojos en la pequeña figura que flanqueaba al invitado.

Sus pupilas se dilataron en reconocimiento y rápidamente sintió el ardor característico de las lágrimas saladas golpeando en sus párpados.

—Minseok —pronunció con voz quebrada.

Vagamente recordaba haber gritado por sus hermanos, para que salieran de la casa.

Suho vio a Kyungsoo, quien se había quedado paralizado en su lugar, comenzar a caminar lentamente, solo para terminar corriendo hasta estrellarse contra el cuerpo de su hermano.

Antes de que se diera cuenta, Suho lo había imitado.

Las tibias lágrimas se desbordaron cuando sintió uno de sus brazos rodearle la cintura. El cuerpo de Minseok temblaba con pequeños espasmos causados por sus hipidos. Suho enterró el rostro en su cuello, mientras se aferraba a las solapas de su ropa, como si temiera que el mayor desapareciera si lo soltaba. Que, como muchas otras veces, esto solo fuera un producto de su imaginación, una jugarreta de su mente haciéndole ver a Minseok cruzar las rejas de entrada y llegar hasta ellos.

Kyungsoo, recargado contra el hombro de su hermano, lloraba tanto o más que ellos dos.

Minseok levantó sus ojos mojados y tomó su rostro entre ambas manos, después, hizo lo mismo con Kyungsoo. Él parecía tan desesperado por comprobar que fueran reales, al igual que ellos.

Pero, sí, esto definitivamente estaba ocurriendo.

Suho tenía tantas preguntas que quería hacerle. "¿Cómo has estado? ¿Dónde estabas?" Sin embargo, no se atrevió a formular ninguna de ellas. Lo único que importaba ahora era que él estaba aquí de vuelta. Estaba de nuevo con ellos, en su hogar. Donde pertenecía.

—Suho —sollozó su hermano—. Suho, Kyungsoo.

Minseok terminó por ceder y, deslizándose al perder fuerza, acabó hincado sobre el suave pasto. Suho y Kyungsoo acuclillándose a su lado.

—¡Minseok! —Suho captó el grito sorprendido de su hermano Chanyeol, viniendo de algún lado a sus espaldas. Él pronto corrió dentro de la casa, volviendo enseguida con Zitao tras él.

De repente, los tres se encontraban en medio de un abrazo grupal, con sus otros dos hermanos uniéndose a ellos. Todos lloraban en este punto, dejando salir algo del miedo y el estrés que habían estado acumulando durante todo el tiempo que habían sido separados, sin saber absolutamente nada de Minseok.

Su reencuentro no duró tanto como hubiera deseado porque en esos momentos su padre apareció por la puerta con Sehun y Luhan tras él.

—Kai, Jongdae —exclamó el hombre, dándoles la bienvenida—. Lamento haberlos llamado tan tarde. Estamos listos para comenzar cuando ustedes quieran.

El hombre comenzó a avanzar hasta la "habitación". Él ingresó después de que Luhan y su hermano lo hicieran, seguidos de cerca por Kai y el otro.

El hombre indicado como Jongdae se detuvo antes de girar en el pasillo que daba a la sala de reuniones.

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