CAPÍTULO 4: JUNTOS

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Primero abriendo un solo ojo para comprobar y cuando hubo corroborado que, en efecto, ahí no había nadie más, abrió ambos. Solo entonces Chanyeol suspiró aliviado, dejando a sus pulmones soltar por fin el aire contenido.

Incorporándose, cuidando de no despertar al resto de sus hermanos, libro de que por fin comenzará a conciliar el sueño correctamente, se dispuso a salir de la habitación.

La noche pasada los había dejado completamente destrozados. En especial a él, quien había sido despertado abruptamente por la deslumbrante luz de los focos siendo encendidos de repente, dándole de lleno en el rostro.

Sorprendido, se había levantado solo para encontrarse a un Minseok con fiebre muy alta siendo sostenido por Suho. Un Sehun nervioso. Un Tao y un Kyungsoo muy asustados.

Más tarde esa misma mañana, Minseok fue llevado por su padre a quién sabe dónde, y cuando por fin todo parecía volver a la normalidad, Chanyeol se encontró a sí mismo presionado contra una de las paredes, con Sehun gritándole mientras le ahorcaba.

Algo sobre el estúpido collar que Chanyeol se había asegurado de colocar tan pronto despertó esta mañana, fue mencionado por su hermano a modo de reclamo en esa ocasión.

Fuera, fue capaz de distinguir el pasillo solitario. No había nadie más rondando cerca. Ni una sola alma.

Chanyeol salió y cerró la puerta tras de sí. Avanzó con cautela a través del desolado pasillo.

Sintió la incómoda sensación del collar rozando la piel sensible de su cuello. El recuerdo casi trajo a las lágrimas de vuelta. Él había estado tan asustado de vuelta entonces. Tan malditamente asustado.

Caminando con sigilo llegó hasta la sala y, dejándose caer sobre uno de los sillones, elevó sus piernas y enterró el rostro entre las rodillas, rodeando estas con sus brazos como un soporte para su cabeza.

Esto se sentía como la mierda. Chanyeol se sentía como la mierda.

Aún seguía latente el recuerdo de los sucesos de la noche pasada, revoloteando de forma difusa a través de su mente.

Él debía reconocer que había sido algo lento en reaccionar a lo que su cerebro le pedía, y tenía que admitir que sabía que seguir a Minseok en su tonto capricho le traería problemas. Debió haberlo imaginado, era obvio que si alguien, Sehun o su padre, no importaba cuál de los dos fuera, los descubrían, se cabrearían de sobremanera.

Chanyeol fue solo muy iluso al pensar que Sehun no llegaría tan lejos como para casi matarle por un jodido collar. ¿Qué es lo que le pasaba a su hermano? Chanyeol nunca lo había visto así de desquiciado.

Los ojos generalmente tranquilos de Sehun habían adquirido un oscuro matiz de vuelta entonces.

Alejó el pensamiento rápidamente. No le haría nada bien seguir martirizándose con el recuerdo. Recordar solo le haría más daño.

Levantando la vista, sin saber exactamente por cuánto tiempo había permanecido en esa posición, se incorporó del sillón.

Sus largas y torpes piernas ya estaban entumecidas, signo de que había pasado un buen rato inmerso en sus pensamientos.

«Horribles pensamientos», pensó.

Llevó una mano a su estómago. Este gruñó con hambre, importándole muy poco que Chanyeol ya le hubiera alimentado por la mañana.

En silencio, el alto chico se dirigió directo a la cocina en busca de comida. Estaba bien, Sehun le había dicho que a su edad era bueno alimentarse correctamente y que no debía saltarse comidas... Sehun.

El Tratado《EXO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora