Soledades Ignotas

Capítulo 18

Emily POV'S:

Mi padre busca cualquier excusa para dirigirme la palabra, no lo soporto, si continúa así voy a explotar. Joseph no me quita el ojo de encima, supongo que el corte fue una mala idea, llama mucho la atención.

–Emily, tu hermana me ha comentado que no haz ido a clases—reclama mi padre.

–Estoy enferma.

–¿Qué tienes?

–Nada.

No la quiero embarrar pero esto es demasiado incómodo.

–¿Cuándo son las vacaciones Susan?—pregunta mi padre.

–En dos semanas.

–¿Les parece que vallamos a Seattle al inicio de las vacaciones?, Joseph podría venir con nosotros.

–Suena bien —responde Joseph.

–Por mi no hay problema —comenta Susan.

–¿Y tú Emily?—pregunta mi padre sin mirarme a los ojos.—¿Qué piensas?

–yo no iré —respondo sin más.

Si sigue hablando juro que...

–Es un paseo en familia Emily, deberías de ir.

–¿Familia?—Esta vez me mira a los ojos —¿cuál familia?

Mi padre no dice nada, Joseph posa su mano sobre la mia pero yo la aparto mientras Susan me desafía con la mirada.

–No me mires así Susan, sabes que digo la verdad.

–No sé tú pero yo estoy dispuesta a perdonarlo.

–Pues yo no.

–Por favor Emily, cálmate.

–¿Te estás escuchando Susan?

–Supongo que eres tú la que debería escuchar ¿no crees?

No puedo creer que Susan esté defendiendo a papá.

–pero...

–Es nuestro padre.

–Querrás decir tu padre .

–Aún podemos arreglar las cosas — comenta mi padre segundos después.

Y aqui vienen las lágrimas sin falta a empañar mi rostro.

–¿Arreglar dices?, ya es demasiado tarde, ya nada será como antes, esto ya no es una familia, y tú la destruiste desde hace bastante tiempo...

–Emily...

–Gracias por destruir la familia, y pensándolo bien, tú no eres el único culpable aquí...Yo también soy despreciable.

–Lo siento...

–Te odio padre, nisiquiera debería llamarte así, te odio pero hay algo que odio más que a ti...yo misma, y por tu culpa mamá está muerta, si desde un principio hubieras pensado un poco mejor las cosas nada de esto estaría pasando, ella fué infeliz al lado tuyo por que fuistes su mayor temor, la golpebas cada vez que se te diera la gana, la engañabas y quien sabe durante cuanto tiempo—No me había dado cuenta que estaba casi gritando—No debiste volver, desearía que hubieras sido tú en lugar de ella, pero todo es tu culpa.

Dicho esto salgo del comedor.