"Fancy"

491 31 19
                                        

-Una oferta tentadora - comentó Jamie.

Era más que obvio que aceptaría, pero aún así sus manos seguían encontrándose peligrosamente cerca de mi cuello. Solo bastaría con que se acercara unos centímetros más y la temible tortura comenzaría.

- Jamie por favor, te lo estoy suplicando, cualquier cosa menos cosquillas - rogué, seguramente me veía patética.

- ¿cualquier cosa?- preguntó mientras ponía cara de mafioso.

- Me estás comenzando a asustar - dije.

Una sonrisa se formó en su rostro, claramente lo estaba disfrutando más de lo que esperaba.

Bajó un poco sus manos, pasaron de estar muy cerca de mi cuello a posarse sobre mis hombros, manteniéndome así muy cerca de él.

- ¿Conoces lo que la gente llama " espació personal?, porque estás invadiendo el mío- comenté.

- acepto tu propuesta, pero voy a agregarle algo más - comenzó - algún día de estos voy a pedirte que hagas algo, todavía no se qué, pero lo haré, tendrás que aceptar lo que te esté pidiendo sin quejarte,¿te parece justo?.

- Claro que no - dije y llevé mis manos a su cuello comenzando a hacerle cosquillas.

Y fue en ese momento cuando mi peor pesadilla se cumplió, no se estaba retorciendo ni riendo como cualquier persona normal, solo se encontraba mirándome con una fingida cara de enojo.

- Eres adorable cuando piensas que lo sabes todo - dijo conteniendo la risa.

- No soy adorables, imbécil - contesté.

- ¿sabes que de nosotros dos la única que tiene cosquillas eres tu, verdad?- amenazó.

Luego de pensármelo un rato decidí aceptar, conocía a Jamie lo suficientemente bien como para saber que no sería nada malo, o eso creía.

Aproximadamente media hora más tarde Matt se dignó a aparecer. Tranquilamente podríamos habernos ido sin él, pero como era el dueño del coche las cosas se complicaban un poco.

Una vez en casa lo primero que hice fue tomar una larga y relajante ducha, que no había tenido oportunidad de tomar antes por los inoportunos de mis amigos.

Y fue entonces cuando caí en la cuenta de la que estaba a punto de hacer.

- Acepté dormir en la misma habitación que Jamie, posiblemente en la misma cama ... Si seré idiota - dije para mi misma.

No era como si nunca hubiese dormido con Jamie, pero ahora todo era diferente, nuestra relación era diferente. Antes nuestra amistad estaba claramente definida, ahora era más bien confusa.

-¿Y qué pasa con Xavier?- pensé.

Sólo había una simple respuesta para esa pregunta, y era que Xavier y yo no éramos nada.

Para mi mala suerte la ducha no podía ser eterna, por esa estupidez de que todos tenemos que cuidar el agua del planeta.

Como sólo iba a casa de Jamie opté por unos shorts de mezclilla extremadamente cortos para mi gusto, pero, como no amaba mostrar tanta piel, los acompañé con una remera vieja del rubio que en mí parecía prácticamente un vestido. Ni siquiera me molesté en arreglar mi cabello, solo lo dejé suelto para que se secara naturalmente. Y, para el toque final, un poco de rímel y labial.

Revisé el reloj de mi celular, y comprobé que ya estaba llegando tarde, las 9:15.

- La puntualidad últimamente no es lo mío - murmuré.

Ya era hora [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora