¿El adiós definitivo?

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Con un poco de pesadez y la vista nada clara el rubio abrió los ojos de a poco, lo único que podía ver era una luz que le hacía aún más difícil saber en dónde estaba.

-Alon, Alon ¿Cómo te sientes?- de nuevo esa voz.

-¿Dónde, dónde estoy?- respondió algún algo adormilado.

-Estas en mi casa ¿Ya no la recuerdas?

-¿Quién eres?

-Estefania, tú mejor amiga.

El rubio tomo un gran respiro intentando despertar por completo y después de unos segundos lo logro, se sentó sobre la cama y observo toda la habitación.

-¿Qué hago aquí?- presiono sus ojos para aclarar su visita un poco más.

-Te encontré en... Bueno tú me encontraste, corriste frente a mi auto y casi te atropello, te ví correr tan desesperado que te seguí y a unos metros de ti te ví caer y desvanecerte, así que le pedí a unos señores que estaban cerca de ahí que me ayudarán a subirte a mi auto y te traje aquí.

El rubio se quedó en silencio al recordarlo todo, no había sido un sueño Jos... Estaba muerto.

-¿Alon estás bien?- lo miro con preocupación.

-Mate a Jos, lo mate, lo mate.- de nuevo había empezado a llorar.

-¿Qué? ¿Cómo que mataste a Jos? ¿Alonso de que demonios hablás?- la chica más que asustada y confundida esperaba que esto solo fuera una broma de mal gusto.

-Si, si yo lo mate, fue mi culpa- el rubio se levantó de la cama y comenzó a romper todo lo que se encontraba a su paso.

-Alonso tranquilízate, ALONSO- al ver que nada lo hacía reaccionar la chica salió corriendo de la habitación en busca de su botiquín, ahí guardaba sedantes.

Al encontrarlo volvió a la habitación y cuando el rubio estaba distraído sin dudarlo puso la aguja de la jeringa en el brazo de Alonso.
Unos segundos después el medicamento comenzó a hacer efecto haciendo dormir de nuevo al pequeño rubio.

Busco entre la ropa del pecoso y encontró lo que buscaba, su celular, lo encendió y busco el número de alguien cercano a Alonso.

*Llamada telefónica*
-Alonso ¿dónde estás? Llevamos horas buscándote.- eso fue lo primero que se escuchó cuando la llamada fue atendida.

-No, no soy Alonso pero él está aquí conmigo... ¿Tú eres Bryan cierto?

-Si soy yo ¿Quién eres tú?

-Soy amiga de Alon, pero necesito ayuda él está muy mal, puedes venir por favor.

-Ok mándame tú ubicacion e iré por el*

-De acuerdo, gracias.

*Llamada finalizada*

20 minutos más tarde la chica escucho que llamaban a su puerta.

-Hola soy Bryan- extendió su mano es forma de saludo.

-Hola soy Estefanía- tomo su mano mientras lo miraba embobada.

Unos carraspeos se escucharon haciendo saber que Bryan no venía solo.

-Y yo soy Freddy, soy su novio- la miró con una sonrisa.

-Ah, un gusto, bueno eh, Alon está en una de las habitaciones del fondo, tuve que sedarlo ya que se alteró mucho y destrozo la habitación, pueden pasar verlo.

-Si gracias, compermiso- el castaño tomo la mano de su novio con fuerza jalandolo lejos de la chica ya que de no ser así la mataría- Alfredo este no es él momento para que estés con tus celos, vinimos a apoyar a Alonso.

-Pero es que esa...

-Pero nada- caminaron hacia dónde les fue indicado y al abrir la puerta encontraron el desastre que hizo el pequeño rubio que se encontraba durmiendo tranquilamente.

-Pobresito - el castaño acariciaba su cabellera con delicadeza mientras lo miraba con tanta tristeza.

-El no merece esto que le está pasando, la vida a veces es tan injusta - dijo con la voz quebrada.

-Oigan- la voz de la chica interrumpió aquel emotivo momento.

-¿Que pasa?- dijo amable el castaño.

-Alonso me dijo que... El mató a Jos ¿Eso es cierto?

-Ven -suspiro el castaño haciendo que todos salieran de la habitación para dejar descansar al pequeño, después de sentarse en uno de los sofás- Jos... Sí está muerto, pero Alonso no lo mató.

-¿Cómo que Jos está muerto? Pero hace sólo unas semanas me llegó la invitación para su boda, será dentro de un mes.

-Jos hizo una estupidez porque creyó que Alonso lo había engañado... Él se cortó las venas y aparte tomo medicamentos hasta perder la conciencia, eso lo llevo al hospital, pero por la sangre que había perdido y el daño que los químicos le hicieron a su sistema fue casi imposible salvarlo y hace apenas unas horas el falleció y Alonso presenció todo.

-Dios mío, pobre Alon, ahora entiendo porque decía que el lo mató... se siente culpable, por eso salió corriendo de esa manera ¿Cierto?

-Si, Alonso está muy mal, teníamos miedo de que fuese a hacer una estupidez y no sabes el alivio que sentimos al escuchar que estaba contigo, de verdad gracias.

-No hay nada que agradecer Alon también es mi amigo.

-Bueno ahora si no te molesta lo llevaremos a su casa antes de que despierte, y... Esta noche veláremos a Jos en casa de Alon, puedes venir si quieres.

-Si claro ahí estaré.

El par de chicos entraron a la habitación donde se encontraba su pequeño amigo y el mayor lo saco cargándolo en brazos como si de un bebé se tratara.
Después de un rato el rubio ya se encontraba en su cama durmiendo, al despertar pudo notar algunos soyosos entre todo el silencio que había, bajo con delicadeza hasta la mitad de las escaleras y pudo ver a varias personas reunidas, pero lo que llamó su atención fue el ataúd que estaba en el centro, sabía perfectamente de quién era, termino de bajar y todas las miradas se posaron sobre él, camino lentamente hasta el ataúd y miro dentro de él.
El dolor que sentía era inexplicable pero por alguna extraña razón sus lágrimas se habían esfumado y por más que el quisiera no podía llorar.
Tomo el rostro del pelinegro entre sus manos y lo acarició con delicadeza.
Pudo sentir lo frío que este estaba y lo pálida que era su piel, su rostro no tenía ningúna expresión, parecía que solo dormía, beso la frente del chico y durante todo el velorio solo se la paso con la cabeza recargada sobre el ataúd mientras sus brazos lo rodeaban.

Ah la mañana siguiente llegó la hora de la sepultura entre llanto todos observaban como el ataúd se desaparecia de a poco entre la tierra, el rubio solo miraba fijamente aquel momento, nadie ni el mismo sabía que le pasaba, desde la noche anterior solo estaba quieto y callado, sin llorar sin expresar nada, cuando toda la tierra fue puesta sobre la tumba de su novio lo único que hizo fue hincarse frente a esta y depositar una pequeña flor, por fin una lágrima salió, seguida de otras más, recostó su cara sobre la tumba y lloró haciendo que la tierra se mojara, hablo en un pequeño susurro para que nadie pudiera escucharlo.

-Te amo, te amo con toda mi alma, y te prometo que pronto volveremos a estar juntos, te lo juro...

¿Adios? ||J.V.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora