7 - Nearly

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— Tadá, sorpresa.

— Las sorpresas suelen ser algo bueno.

— Eres demasiado grosero, solo voy a acompañarte a casa.

— ¿Por qué?

— Porque...


Hubo un silencio muy incómodo, se notaba que Brendon estaban tratando de buscar una excusa con la que cubrirse, pero era completamente inútil así que desistió al poco.


— Realmente Ryan me echó, dice que llevo mucho tiempo seguido bebiendo

— ¿Cuanto?

— Desde esta mañana. ¡No es mi culpa! Tenía un cumpleaños y la cosa se alargó

— ¿Un cumpleaños por la mañana?

— No, ayer por la noche. Bueno ¿Nos vamos?

— Me encantaría pero acabas de espantarme el taxi que iba a coger.


Efectivamente, hacía unos segundos que había pasado de largo uno de esos vehículos y bueno, a esas horas, era complicado que pasase otro en un tiempo cercano.


— Lo siento, pero no estamos lejos, podemos ir anda- Ah, sí, llevas tu bajo.

— Da igual, no pesa.

— Cómo no va a pesar esa cosa ¿Estás loco? ¿Sientes los brazos?

— Estoy acostumbrado.


Y efectivamente pasó lo inevitable, que de tan pesado que resultaba el menor acabaron caminando calle abajo con un bajo eléctrico en el hombro. Suerte que no había tenido que llevar un amplificador propio. El silencio reino entre ambos hombres, pero de vez en cuando este debía cortarse para dejar que el azabache silbará una de las canciones que había estado tocando el más alto anteriormente. Este le miraba de reojo, únicamente, tratando de no cruzarse con sus castaños y grandes ojos como si así evitar ser juzgado o subir un nivel más en esa latente incomodidad que sentía.


— ¿Haréis más conciertos?


Ojalá tener unos auriculares para poder escuchar música y fingir que no ha escuchado nada.


— ... No lo sé ¿Puede? Ya lo hablaremos.

— Me gustaría ir a otro.

— Tampoco es que tengamos un gran repertorio.

— Podéis hacer covers y esas cosas, me encanta tu voz, en serio.


Dallon prefirió quedarse callado tras aquellas declaraciones tan, aparentemente, sinceras aunque él por dentro pensase que únicamente lo dice por compromiso o presión.

Era cierto que no estaban demasiado lejos del edificio donde ambos vivían, pero el camino se hacía eterno cuando no hay un punto común de entretenimiento, algo que amenizará cada paso. Parecía que hasta la propia luna, que aquel día brillaba con un fulgor particular, le juzgaba por ser tan absolutamente seco con su vecino pero no podía olvidar que solo debían ser eso: vecinos. Gente con la que se cruza de vez en cuando, intercambia palabras por cortesía y poco más. Sin embargo con aquel hombre había cruzado ese límite entre lo cortes y (lo caliente) la cercanía real.

And Now... What? - Brallon AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora