¿Cómo se llama a ese sentimiento de vacío absoluto? ¿Cuando llegas al punto de tu propia desesperación en el que deja de importarte todo?, incluído tú mismo. Al llegar a ese estado puedes creer que es un punto sin retorno, un callejón sin salida, cuando solo es otra muestra más de cómo tu cerebro quiere defenderte de toda la mierda que te tiran.. día trás día. Da igual como se llame, porque es en el punto opuesto en el que se encuentra ahora Dallon James Weekes.
Respira profundamente, tratando de hacer eso que todo el mundo te dice cuando estás en mitad de un ataque; relájate.
Pero no es tan fácil ¿Sabes? No lo es como si tuvieras un interruptor de encendido y apagado para poder dejar de regodearte en tu propia mierda. Ni siquiera con los ojos cerrados, la música más relajante que has encontrado en Spotify, tal vez una vela que huele jodidamente bien... ni con todo puedes borrar lo que ronda tu cabeza.
"Estuve a punto..." Rebota una, y otra, y otra vez.
La idea principal para su Domingo es quedarse tirado en la cama, mirando hacía el techo, y comiéndose todos sus problemas. Uno a uno. No solo había estado apunto de besar a su odioso vecino, que tiene novio y eso le hacía sentir como un verdadero capullo, también se replantea todas las malas decisiones que tomo en toda su vida. Es un hombre de 37 años, roza los 40 y está a nada de tener que volver a vivir con sus padres para poder tener algo que llevarse a la boca.
"Tal vez si hubiese ido a la Universidad...." Rodó un momento en la cama. "No, ni siquiera tenía nota suficiente para entrar en la del estado." Una vuelta más "No se me dan bien los exámenes" La tercera "Y si..."
Sus pensamientos tuvieron que ser interrumpidos por el sonido de unos nudillos contra la madera que era su puerta. Miró hacía la puerta de su dormitorio, como si pudiera ver a través de las paredes quién era el que estaba interrumpiendo su intento de autodestrucción. Trató de ignorarlo pero tocaron una segunda vez, una tercera y hasta una cuarta. Cuando vino la quinta decidió que no le quedaba más remedio que levantarse. Muy despacio lo consiguió, sentía como sus piernas flaqueaban y no podía levantar demasiado los pies del suelo, así que los arrastraba.
El sujeto tras la puerta llamó una última vez. Brendon, quien sujetaba entre sus manos el teléfono móvil de su vecino, estaba perdiendo la esperanza en que le abriera después de tantos intentos. Pero tenía que estar en casa, eso seguro. Dallon no era el único que le había dado vueltas y vueltas a lo ocurrido la noche anterior puesto que él lo inició. El menor fue quien se inclinó, decidido, para besarle. Se sentía fatal por ello, por él, por si mismo y por su novio.
"Elton John ¡Ryan! ¿Se lo debería contar?" Pensó en el largo tramo de tiempo que estuvo esperando frente a ese trozo de madera llamado puerta.
El milagro se hizo y al fin aceptó su súplica de que le abriera. Al mirarle de arriba a abajo no tenía el mejor de los aspectos, estaba despeinado y sus ojeras eran más oscuras de lo que acostumbraba a verse.
— Buenos días.
— Qué tienen de buenos. —No se iba a esforzar en disimular que está bien.
Esto a Brendon le dejó un poco cortado, pero su única intención era devolverle lo que le pertenecía y ¿Tal vez hablar? Si se veía con ganas.
— Anoche...
Dallon se tenso.
— Se te cayó el móvil en mi sofá.
Eso está un poco mejor.
Brendon le tendió el dicho móvil y el castaño se quedó mirando sus manos como esperase que apareciese algo más, pero finalmente agarró el dispositivo para guardarlo en uno de los bolsillos de su pijama. Procedió a cerrar la puerta cuando el más bajo colocó el pie entre ambos, impidiendo que esto ocurriese.
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And Now... What? - Brallon AU
FanfictionBʀᴀʟʟᴏɴ AU Toc, toc - ¿Quién es? Cupido llamando a tu puerta, o mejor dicho golpeando con fuerza para que salgas de tu casa.