-¿Nombre?- pregunto la señora de recepción.
-Connor. Connor Scott- respondí impaciente, mordiendo la uña de mi mano.
-un momento por favor- tecleo algo en su computadora y luego llamo por el teléfono. Estuvo unos minutos así hasta que colgó y me miró-piso 2, al fondo, puerta 6- hablo la secretaria. Asentí y corrí al elevador.
Una vez llegué entre sin tocar la puerta.
<Ya sé ya sé>
<Nunca aprendo de las experiencias>.
<Pero eso no es lo importante ahora>.
Ahí estaba Connor sentado con los brazos en la mesa y mirandome.
En cuanto me vio se paró para abrazarme, me acerque y antes de que pudiera rodearme le di un derechazo.
-¡Taylor!- se quejó, poniendo una mano en su mejilla.
-¡Que demonios haces aquí!- grité conteniendome a darle otro golpe.
-Pues créeme que no vine por gusto- contesto sarcásticamente. Lo mire enojada.
-Sigue contestando así y te dejo aquí por el resto de tu vida- hablé entre dientes. Connor asintió y volvió a su lugar.
-Disculpe- sonreí de lado viendo al policía que se encontraba en la habitación- ¿Me puede decir que hizo?- pregunté moviendo mi cabeza en dirección a Connor, el cual se mordia el labio y negaba con desesperación hacia el policía.
-Por favor, aquí entre hombres, salveme de esa bruja- rogó poniendo sus manos juntas y acercándose al policía, el hombre saco un palo largo de plástico y empujó a Connor.
-Si se acerca más lo voy a golpear- amenazó, me miró y me tendió su mano- soy el oficial García. Con gusto le platicaré lo que esté joven hizo.
Asentí y me senté en frente de Connor, el oficial García tomo una carpeta y la abrió.-Por favor- susurró Connor- No quiero morir tan joven- siguió pidiendo- tenga clemencia por los pobres que están a manos de moustros baja sangre cada mes como ella- lo mire con todo el enojo contenido y Connor se limitó a mirar al oficial, buscando que lo ayudara, éste solo suspiró y miró la carpeta.
-Robar una unidad policíaca, manejar con alto grado de alcolismo, infiltrarse en propiedad privada, faltarle el respeto a una autoridad y después invitarlo a consumir drogas, ah, y la más importante. El uso de armas de fuego, lo cual sabemos que está prohibido a menos que lleve un permiso. Y por el estado en que se encontraba debo de suponer que no tiene dicho papel ¿Tiene algo que decir Scott?- el oficial miró a Connor y yo solo podía tratar de no morir de una taquicardia.
<Connor, ¿Que rayos hiciste?>
-¡Me declaro inocente! ¡Yo no recuerdo haber hecho nada de eso!- grito Connor y golpeó la mesa. Me golpeé la frente. Quería llorar, tenía un hermano taaaaan incompetente y terco que me dolía de tan solo oírlo.
-Scott, estaba un 30% sobre el porcentaje que un ser humano aguanta de alcohol en su cuerpo. ¿Usted cree que se va a acordar de todo lo que hizo?- García alzó las cejas y suspiró- Como sea, la gente te vio y con eso y las grabaciones de las cámaras de seguridad tenemos más que suficiente para meterte como uno o dos meses en el reformatorio- aguante la respiración al oír aquello.
-Ah, oficial. Por favor, hay que llegar a un acuerdo- sonreí lo mejor que pude, rogando porque el oficial se apiadará de mí.
-No son delitos graves, a excepción de el arma de fuego, si paga la cuota lo más probable es que se quede aquí una semana. Y después podrá ir a casa. Tenga en cuenta que la cuota se elevará por cargar con un arma de fuego, sabe que eso es peligroso más si la persona que la porta no está en sus cinco sentidos. Pregunte en la recepción y ahí le darán información- el oficial García me miró y después salió de la habitación.
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¡No soy un hombre!
Genç KurguTaylor Scott, una chica que creció y se educó durante dieciocho años con sus tres hermanos y su padre, dando como resultado una chica bastante ruda y nada femenina. Demasiado sobreprotegida por todos los varones de su hogar, cansada de ser perseguid...