Capítulo 10: Los Ojos en la Oscuridad

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Abigail cubre su brazo aunque la imagen sigue clavada en su mente.

—Eso quiere decir... ¿Estamos sólos en esto? —preguntó como quien acaba de darse cuenta de algo importante.

—Creo que sí.

—Yo... no sé... creo que no había caído en cuenta de lo real que era esto, me refiero... lo que pasó en el lago fue "peligroso" pero nunca me sentí en peligro realmente, al contrario, me sentía calmado, como si en el fondo todo fuera una clase de sueño donde realmente no podía ser herido... pero esto es diferente, siento miedo.

—Creo que eso fue por el lobo Bernastales, con ese viento cálido nos mantuvo calmados y protegidos.

—Y él ya no estará aquí para protegernos —Abigail se acerca a la ventana y mira la suave lluvia empapando el cristal.

—¿Tú quieres continuar?

Abigail se toma bastante tiempo para responder, el reflejo del vidrio me revela que está tomando con fuerza el collar de cruz en su cuello.

—Yo... creo que no soy capaz de explicarte claramente mis motivos, pero creo que en el momento en el que huí con esta marca tomé la decisión de que continuaría hasta el final, hasta descubrir la verdad.

Las gotas de lluvia impactan en el reflejo de Abigail creando la ilusión de que sus ojos lloran.

—Sabes Fausto... yo de verdad creo en Dios, no estoy totalmente de acuerdo con el libro ni con algunos métodos, pero en verdad siento en mi corazón que existe Dios y que fui creada por Él. Mi padre ha dedicado su vida a predicar en su nombre, a dar las respuestas del universo desde la palabra sagrada. Pero creo que en el fondo he decidido buscar mis propias respuestas, porque pienso que sí a través de la ciencia puedo descubrir la verdad del universo y su creación, no me quedaré con un convenio social. Yo creo porque lo siento en mi corazón... pero no basta... si algo tan omnisciente realmente existe, nuestra realidad es un reflejo de ese ser y a través de ella lo conoceré.

Abigail se gira con ojos muy decididos.

—Yo continuaré hasta el final Fausto, quiero saber sobre este nuevo o nuevos mundos y cómo interactúan con el nuestro: sus reglas, su historia, sus sociedades. Tengo miedo, pero yo quiero saber.

—Ya no hay mares nuevos qué navegar, ni tierras por explorar, no hay montañas qué coronar ni tesoros por encontrar, solo un vasto infinito de reinos por conquistar.

—¿Quién dijo eso?

—Yo.

Nos echamos a reír, es agradable después de lo serio que se puso todo.

—Ok, hagámoslo. Pero antes, cuéntame lo que pasó.

—¿De verdad quieres saber?

—De verdad.

Abigail suspira.

—La noche siguiente que te internaron salí de mi casa y caminé hasta adentrarme mucho en el bosque a una zona popular de camping, trataba de encontrar algún monstruo que viviera en bosques y que la forma de protegerse de él fuera accesible así que encontré a estos...

Abigail busca en la caja de las tarjetas que trajo en su mochila y me acerca una.

—Encontré a uno de estos.

La ilustración es de un ser asqueroso, es como de un roedor humanoide con grandes ojos totalmente blancos, de piel gris verdosa, con pelo grueso en el torso y parte posterior de la cabeza. De aspecto seco la boca sin labios es ovalada, llena de surcos como si estuviera chupada por lo deshidratada que está, además de un par de enormes dientes frontales. De media altura, con dedos largos y delgados, sus patas cortas sostienen un torso barrigón.

Las Bestias Del OcasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora