Relatos

En un Café

Se miraron a los ojos, a pesar de saber lo que sucedía a su alrededor, en ese momento sólo existían ellos dos y el espacio que los separaba. Las manos de él jamás habían sudado tanto y las piernas de ella jamás habían temblado de esa manera.

Él abrió la boca para hablar pero su voz no salió. Tomo un poco de café para calmar los nervios y abrió la boca otra vez. Mientras la miraba a los ojos le dijo todo lo que sentía por ella. El pájaro que había mantenido enjaulado en su pecho tanto tiempo por fin era libre y había encontrado en ella un dulce hogar. Pues ella correspondía su amor y lamentaba que ninguno de los dos hubiese tenido el valor de decirlo antes.

Así, sin importar los gritos, las personas corriendo ni el cielo cayéndose a pedazos, se besaron. Se abrazaron, borrando el espacio que los separaba, y sellaron su promesa de amor eterno con un beso. Y a pesar de las circunstancias, aquel efímero momento fue para ellos el mejor de sus vidas.

Pues ahí estaban los dos, en un café amándose durante el fin del mundo.