AMOR PROHIBIDO - U. MADARA

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CAPÍTULO 1

Muy poco se habla de los romances que un villano puede sentir, amor, un sentimiento muy sobrevalorado y muchas veces muy subestimado. Algunas personas, comentan que el amor de un villano es el mejor, puesto que, el villano mataría a todos para que estés a salvo y el ''héroe'' te mataría a ti para que el mundo esté bien; algunas personas piensan que suena egoísta pero lo que realmente lo es, es subestimar el amor que un villano pueda sentir. 

Algunos villanos pueden hasta crear un guerra con tal de verte y este es el caso de Uchiha Madara. 

Mucho tiempo después de su tiempo en vida en la tierra,  el villano pelinegro de una larga cabellera rebelde y ojos como el carbón mismo, negro apasiguedad y un intenso rojo como si de un fuego mismo emergiera de ellos; él, había organizado y orquestado una guerra mundial con tal de mantener a todos controlados y de poder ver, una vez más, al amor de su vida. 

Mucho tiempo atrás

—Te amo, _____ —Susurro Madara sobre los labios de su amada — Eres mi más valioso tesoro en esta vida y las próximas — Dijo — Escapémonos. 

La chica desvió la mirada.

— No Madara, no podemos — Habló aquella mujer misteriosa, con voz suplicante y con un deje de tristeza — Soy la prometida de tu hermano.

— Detesto eso — Expresó, se alejó un poco de ella para enderesarse — Tener que escondernos para demostrar nuestro amor mientras él enfrente de todos te puede besar y no mucho tiempo después te tendrá en su cama — Dijo enfadado Madara y giró su cabeza.

La dama, lo tomó de la mejilla e hizo que la volteara a ver. 

— Pero tú sabes que yo solo te amo solo ti, Madara — Dijo lo más calmado aunque por dentro, tenía un nudo en la garganta y ojos vidriosos — Me tengo que ir o de lo contrario me estarán buscando.- Dijo ella.

Unieron sus frentes y él le dio un último beso antes de dejarla, prolongó un poco más el beso y la dejó ir.  Al quedarse solo en aquel pasillo oscuro que solo la luna podía reflejar y le hacía ver su propia sombra.

¿Cómo había empezado su amor? Aquellos amantes que solo se podían ver 10 minutos cuando mucho y una vez a la semana o muchas veces, él se tení que ir a batallas y ella oraba para que pudiera regresar sano y salvo, la visitaba apenas llegando, muchas veces con la armadura con rasgos de sangre, sus venas aún dilatadas por la fuerza y gotas de sudor por el cuerpo. 

- FLASH BACK -

El patriarca Uchiha quería unir su clan con uno igual o con mayor poder,  no sabía con cuál,  eran pocos los que estaban a su nivel,  existía un clan que  sin discutir esta a su altura pero era un rotundo no, el Clan Senju, jamás se mezclara con el Uchiha. 

Una tarde Uchiha Tajima estaba leyendo informes de clanes y arrugando cada informe que leía, no podía creer que no hubiera ninguno. Ante la larga e intensa guerra, necesitaba aliados al igual que descendientes, era su deber como patriarca asegurar el futuro a su clan y futuras generaciones. Estaba en su despacho, cansado de tanto leer se recostó en su silla, miró por la ventana y vió el atardecer brillante y hermoso, en toda su vida como ninja fueron pocas veces que se sintió en paz como ese atardecer le provocó. Salió del territorio Uchiha, era peligroso adentrarse o sobrepasar la zona Uchiha, pero algo que le llamaba como hinoptizado para el este del bosque, camino hasta toparse con una casa inmensa con el símbolo y nombre del clan. 

- Clan Hagoromo...- Dijo.

Había escuchado sobre aquel clan que desertó de su país. 

Al día siguiente el clan Uchiha o una parte de el fueron a la casa del clan Hagoromo entre ellos estaban Madara e Izuna como hijos del líder del clan debían estar presentes. Cuando entraron no fueron bienvenidos pues se alzaron en armas el clan contrario.