Capítulo 10.

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Liam.

Estaba muerto de nervios por la fiesta. Nunca me había puesto borracho antes; había probado el alcohol, claro, pero sólo un poco y me daba miedo embriagarme y convertirme en alguien completamente diferente a quien era sobrio. ¿Qué tal si me daba una congestión alcohólica? ¿O qué tal si hacía algo que me marcaría el resto de la prepa, o por toda la vida?

Todas esas preguntas me siguieron en mi camino a casa. Minutos antes de llegar, Tomas me marcó diciendo que él y Lucy me pasarían a recoger a las 4:00 por lo que tenía hora y media para arreglarme.

Me duche y me probé varios conjuntos de ropa para ver cuál convencería a Lucy porque, conociéndola, no nos iríamos a no ser que llevase algo "a la moda." Después de un buen rato me puse una playera negra con un estampado de de copos de nieve, una chamarra de mezclilla con las mangas y el gorro negros, jeans negros algo entubados y rotos. El outfit me había convencido y me había gustado mucho.

Fui a mi cama a recostarme en lo que esperaba a Tomas y Lucy, pensando en la fiesta. Una parte de mi quería emborracharse y probar, experimentar y saber qué se siente, pero la otra parte estaba aterrada por la idea de hacer algo de lo que me pudiera arrepentir, o qué tal si nos ocurría un accidente por culpa del alcohol.

Mi mente fue atrapada por varios pensamientos hasta que algo me sacó de ese trance. Un olor peculiar llegó a mi nariz, al principio llegó de forma ligera, pero se intensificaba de momento a momento. Desconocía el origen, pero me gustaba y era, de cierta forma, adictivo, aunque no sabía muy bien cómo llamar aquel olor.

Cerré los ojos mientras me dejaba llevar por el aroma y mis pensamientos, sentí como el sueño me comenzaba invadir lentamente hasta que el sonido de la puerta me sacó de aquel momento. Revisé el reloj y eran las 4:15. Sorprendido, bajé rápido a abrir y una Lucy molesta apreció tras mi puerta.

—¿Por qué tardaste? Se nos va a hacer tarde y tenemos que pasar a comer algo para que no se nos suba tan rápido. —mi brazo se vio atrapado por su mano y de un momento a otro ya estaba cruzando media calle.

—¡Espera, tengo que cerrar la casa, tomar dinero y ponerme loción! —me detuve en seco haciendo que Lucy casi cayera.

Regresé a la casa, tomé algo de dinero de un bote, me coloqué loción y después de haber cerrado ya estaba en el auto de Tomas rumbo a lo que podría ser una experiencia grandiosa o algo que desearía no volver a repetir.

Lucy estaba más energética y feliz que de costumbre, sus ojos brillaban de una forma que nunca lo habían hecho antes. Verla así me contagiaba su felicidad y de pronto nos encontrábamos cantando cualquier canción que salía en la radio. Tomas y Lucy se reían por cualquier cosa; si así eran sobrios no podía imaginármelos ebrios en un par de horas.

Fuimos a comer a un Burger King que había de paso y después de un buen rato volvimos a andar para la fiesta. Observé el reloj y eran las 5:10, no entendía por qué Lucy quería llegar puntual, no es como que fuera algo importante y, además, ¿quién llega puntual a una fiesta? Decidí preguntarle y su respuesta fue un "para obtener un buen lugar en el patio, no quiero estar en medio de un montón de gente en un lugar incómodo."

Al cabo de un rato más llegamos a donde supuestamente era la casa de Jess; era grande, no tanto como una mansión, pero sí lo suficiente para albergar a todas las personas que había invitado.

Estacionamos el auto y al bajar escuchamos música a todo volumen y el ruido que tantas personas en el mismo lugar generaban.

—¿Listo para la noche de tu vida, Liam? —Tomas palmeó mi hombro mientras yo contemplaba la casa, inmóvil.

Ojala me amaras como me odias...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora