Capítulo 4

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Ortensia y Fanny, y sus hijos. En el olvido, el conejo afortunado pensaba en su vida pasada y entonces quiso buscar y saber dónde estaban todos sus amigos. De repente dejó su estado pasivo y de espera, y se pone de pie, para caminar y descubrir qué había en aquella nada.
Para averiguar si en realidad él estaba solo en el olvido.

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-Bueno ¿Estás listo, Mickey?-
Disney seguía parado en el medio del jardín, alto frente a su ratón, que su sombra lo cubría por completo.

-Estoy listo, Walt- Mickey le guiña el ojo.

Disney le extiende su mano y Mickey la toma.

Así regresan a la casa, como si supieran exactamente para dónde iban.

Pero no era así, la verdad era que Walter aún no tenía idea de por dónde empezar.

Pero como le había dicho Mickey, él lo creaba todo.

Entonces pensó:

-Bien, recuerdo cuando me senté a pensar en Disneylandia, cuando me dije que quería hacer un lugar en esta tierra en donde los niños y los adultos pudieran ser felices- comenzó a recordar sueños e ilusiones, tratando de revivir al viejo soñador. Ambos habían llegado de nuevo al estudio, en donde Disney pasaba horas y horas trabajando
-Menos mal, Mick, que yo no creo cosas horribles. Porque si no, esto en verdad me asustaría-

El ratón lo mira con curiosidad.

-Emm, no hagas caso a todo lo que diga, amiguito- agregaba el hombre -Me volví un viejo tonto-

La verdad es que no era nada graciosa esa idea de enfrentarse a lo que se había creado. Disney confiaba en que no había nada horrible en su reino...

Pero sí lo había, Walt -le recordaba la voz- Hay monstruos marinos, hay demonios en montañas, hay brujas y madrastras malvadas, dragones...

-Walt, Waaalt- Mickey lo sacaba de sus pensamientos.

-Eh, bueno, estoy tratando de hacer lo que hice ayer. Pero...-

Ayer Oswald lo había jalado del brazo y lo había sacado de su oficina, y así habían llegado a Disneylandia.

-Me estoy aburriendo- al fin Mickey entra en acción, para hacer a Walter reaccionar -¡Vámonos de aquí!-

Entonces el ratón se adelanta y empieza a jalar al hombre, y bastante pesado que era Disney.

-Subiste de peso, Walt- comenta con una sonrisa.

-Oh sí- ríe Disney también.

El ratón se empeñó en llevarlo a la biblioteca de donde habían salido, arrastrando al hombre, y así hasta que por fin lograran salir de allí otra vez a un nuevo mundo.

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-¿Y bien??- habló nuevamente Walter.

Su gruesa y profunda voz retumbó en el vacío.

Parecía que habían caminado horas. Cosa que no era posible en su estado de salud.

No soltaba la mano de Mickey, y la aferraba tan firmemente que tal vez su ratón sintiera dolor.

-¿A dónde llegamos?- preguntaba con un nudo en la garganta porque aquello no se parecía en nada a Disneylandia.

-Tranquilo. Yo sí conozco esto- le aclaraba Mickey -Es un sitio no definido-

Al ver que el hombre no discernía agregó:

-Es cuando tú no defines tus sueños, Walt-

-Oh-

-¿Qué sucede...?- se entristeció Mickey -Ya no sueñas como antes-

-Tienes razón. Lo mismo me dijo Oswald, que yo no era el mismo de antes. Lo sé-

La mirada de su ratón era desoladora.

-Pero, ánimo, ahora soy yo otra vez- le dijo Walt para animarlo.
Pero Mickey no se convencía de eso, y la prueba estaba en aquel lugar.

Walt en el reino olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora