Capítulo 7

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El ratón abre mucho los ojos, distinguiendo una figura de su misma estatura allí al frente, apareciendo de entre la nada. Y no tuvo miedo.

Mickey enseguida supo que aquél era Oswald:

Y era como él, admiraba con perplejidad. Pero no era igual a él exactamente, sin embargo cualquiera se daba cuenta a simple vista de cuándo alguien es igual a uno.

Mickey entendió por qué Walter le había dicho que él era su hermano.

-Hola- saluda el recién aparecido con su voz desconocida.

-Hola- responde el ratón y Oswald da un respingo porque conocía aquella voz, pero no comprendía por qué.

¿A caso podía saber el conejo afortunado que la voz de Mickey en realidad era hecha por Walt Disney?

-Eres Mickey- adivina, porque él nunca olvidó a las figuras que había visto en la oficina de Walter. Él le había dicho que eran sus hermanos.

-Pues sí, ja, ja- afirma, muy sonrojado el aludido.

Oswald también notaba el parecido, aunque no fueran exactamente iguales.

-¿Qué haces aquí?- preguntaba desconcertado.

-Walt me envió a buscarte- responde Mickey.

-¿En serio?- de la emoción, al conejo le brillan intensamente los ojos y quiso llorar.

-Sí, nuestro padre-

Oswald no podía con tanto. Su pequeño corazón de tinta roja empezó a latir fuerte, y su pequeño cuerpo negro y blanco como el de Mickey, se estremecía de emoción. Pero a la vez tenía demasiadas preguntas.

Pero en eso el reino volvía a temblar y los asusta.

-¿Qué sucede??- el conejo afortunado no entendía.

-¡Es nuestro padre! Algo le pasa- acierta Mickey con angustia- ¡Ven Oswald, rápido!-

-Pero, pero... Estoy buscando a Ortensia- él no podía olvidarse -¡Y mis conejitos! Debo encontrarlos-

-Ozzy, si Walt olvida todo... ¡Desapareceremos!!!- apremiaba Mickey y el conejo afortunado accede a ir con él.

Así ambos emprenden camino juntos, cruzando velozmente el puente nebuloso.

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El hombre se había cubierto la cara con sus manos, y sudaba.

Atormentado por alucinaciones, ya no podía concentrarse en nada más.

El fantasma de Piratas del Caribe ya se había ido pero ahora estaba allí Pedro, el más antiguo de los villanos Disney.

Pero Walter nunca imaginó que se volvería contra él. Ahora era enorme y horrible, y como una sombra lo cubría con las peores dudas y remordimientos posibles.

-Entonces, ahora estás buscando al conejo, Disney- Pedro había adquirido la voz de Charles Mintz- Como si alguna vez te hubiera importado-

-Cállate ya insensato- ordenaba Walt, pero muy débilmente.

-Jamás te importó Oswald. Lo mandaste al diablo y creaste su reemplazo ¿Ahora estás buscándolo? Jajajaja- se mofaba la sombra.

-¿Por qué todos me juzgan tan severamente?- decía Disney una y otra vez -¿Qué fue lo que hice?-

Y miles de cosas de su pasado regresaban a su mente como un alud.

-¡Tú sabes lo que hiciste, Disney!- lo acusaba el monstruo -Tú sabes, tú sabes ¡Tú sabes!!-

El reino desaparecía, ya ni siquiera el banco donde se había sentado estaba allí.

Walt se consumía cada vez más en una pesadilla.

Walt en el reino olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora