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Día nueve

—Pizza sin piña—. Dijo Tessa a Abraham.

—Es mejor con piña, por lo menos ¿la has probado alguna vez?—. Discutió Abraham.

—No, pero ¿como juntar algo dulce con salado?

—No estas en posición para decir eso, cuando comes papas fritas con helado—. Recordó el castaño.

—Pero no hablamos de eso.

—Te propongo algo, te llevo a comer pizza con piña algún día para que dejes de decir que es asquerosa y empieces a disfrutar los placeres de la vida.

—Acepto, sí tú te dejas maquillar por mi para un vídeo—. Propuso Tessa.

—Acepto, cuando salgo en la t.v me ponen un poco de maquillaje para no brillar, no creo que sea tan diferente.

—Claro que lo será—. Dijo ella con una gran sonrisa en su rostro. —Entinces ¿trato?—. Pregunto mientras estiraba su mano.

—Trato—. Tomo la mano de Tessa dándole un ligero apretón.

Eran apenas las nueve de la mañana, tenían pensado salir al gym y después a desayunar, planes que se vieron interrumpidos por un mensaje de Marck.

Tendran una visita, les pido que no salgan hoy”

Ambos albergaban la esperanza de que fuese conocido de o por alguno de los dos y no solo un socio de Sulemán.

Se dispusieron a preparar un pequeño desayuno; avena con frutos rojos, pancakes, café para Abraham y agua con limón sin azúcar para Tessa. Durante el desayuno, comenzaron a hablar sobre sus gustos culposos, saliendo a la luz que Tessa solía comer papas fritas con helado y Abraham pizza con piña; lo cuál él no consideraba un gusto culposo, ya que a muchas personas les gusta la pizza con piña.






El timbre de la casa sonó, alertando a ambos jóvenes, quienes estaba desparramados en el sofá de la sala de estar con sus celulares en sus manos, logrando que intercambiaran una mirada para después seguir con sus celulares.

—Gracias por el recibimiento—. Dijo una voz masculina. —Así, hasta dan ganas de venir todos los días.

Tessa fue la primera en mirar al dueño de aquella voz. —Disculpalo, Abraham es tan descortés.  Bienvenido o algo así, soy Tessa —. Se presento ella, esperando conocer el nombre de aquel chico.

—Gracias y un gusto conocerte, yo soy Johann—. Se presentó logrando atraer la atención del castaño.

—¡Johann!—. Grito Abraham mientas se colocaba de pie y abrazaba al mencionado.

—Ahora si notas mi presencia, gracias.

—Increíble que estés aquí, hace bastante que no te veía.

—Lo sé, que ¿como un año, año y medio? Pero ya no tienes que sufrir mi ausencia, estaré esta semana visitándolos…

Entre cuatro paredes || ABRAHAM MATEO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora