-Capitulo 46-

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-Capitulo 46-


Angélica


—No, rotundamente no.


Inspire profundamente viendo a Alexander caminar de un lado de la habitación a otro, frente a mis entada tranquilamente estaba ella, sin inmutarse de la reacción de Alexander ante sus palabras.


—Alex—murmure mirándolo.


—Ann, cariño—suspiro hasta arrodillarse frente a mí—. Sabes que no me negaría a nada de lo que me pidieses, pero no esto—negó—. Esto no.


—Ella no te lo pidió Alexander—ambos miramos a la rubia—. Yo lo hice.


—No—gruño separándose de mí—. No te matare.


Lo siguiente que mis ojos captaron fue la imagen de Alexander a punto de salir de la habitación antes de que ella agarrara con una velocidad apenas notable su mano y lo girara hacia ella.


La guerra de miradas entre ellos no habrá durado ni treinta segundos, pero verla fue como ver una eternidad. Los ojos de ella brillaban ante la tristeza y los de el ante la furia.


| Pobres desdichados |


—Por favor—el silencio que se hizo ante el golpe seco de sus rodillas chocar contra el piso fue escalofriante—. Por favor Alexander, mátame—susurro—. Sé que no merezco la paz, no después de todo, pero volver ahí, con ella va más allá del mismo infierno—sus manos se aferraron a las rodillas de Alex—. Si te cuesta matarme ahora, solo piensa que es algo para el futuro, porque si no es ahora será mañana, algún día me mataras, puede ser porque te lo pido, o porque he acabado con tu felicidad—durante esas palabras giro su rostro a mirarme fugazmente—. Es mi deseo Alex, por favor te lo suplico, ayúdame—su voz poco a poco se fue distorsionando por los sollozos que pocos a pocos iba apareciendo.


* * *


— ¿Alex? —susurre trazando un camino sin dirección con mi mano en el pecho desnudo de él.


— ¿Si? —sus ojos verdes brillaban bajo la luz de la luna.


— ¿Qué harás? —me abrace a su torso.


—Si la mato tendré la certeza de que ni a ti ni a mis hijos les pasara algo—su nariz choco contra mi cabeza—. Pero también con eso me gano la desdicha de tener que decirle a Nathan que yo mate a su madre.


—Eso no sería así.


—Pero así lo siento—su cuerpo se apretó contra el mío—. Siento que al matarla estoy cometiendo el peor de los pecados, a pesar de todo ella fue mi amiga, me crie a su lado, como hermanos o como algo más, pero siempre estuvo ahí, es la madre de mi primer hijo—lo mire a los ojos—. Eso es algo que por más cosas que haya pasado no me quitare de la cabeza, ella me dio a mi hijo y por eso le estoy eternamente agradecido—susurro.


—Comprendo.


—Pero también el morir en mis manos es su deseo, pero, ¿Y si lo hago en vano? ¿Y si aún estará bajo el control de Sophie? No puedo ignorar ese hecho.


—Yo tampoco.


—Tengo miedo Ann—me abrace con más fuerzas a él—. Miedo por nosotros, por nuestros hijos.


| Ann |


—Ellos estarán bien Alex—sonreí contra su piel—. Tal vez sea algo absurdo pero se perfectamente que ellos crecerán fuertes y sanos, nada los lastimara. Y si algún día eso llegara a ocurrir nos tienen a nosotros—suspire—. Siempre estaremos ahí para nuestros hijos, para Nathan y para nuestra hija.


Cerré mis ojos sintiendo el aire fresco entrar por la ventana, era una hermosa noche.


—Aún tenemos que decidir un nombre para ella—comento de golpe.


—No me meteré en eso—ni siquiera abrí mi ojos—. Ese tema es guerra perdida contigo, te lo dejare en tus manos.


Sentí su risa.


—Pero Alex—musite—. No puedo tener a mi hija sin nombre por mucho tiempo.


—Pronto me decidiré por uno, lo prometo. 

Passion And DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora