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— Usted no puede tener hijos. Lo siento mucho.

Tragó duro mientras hace sus manos puños con fuerza. Su esposo le dio unas cuantas palmaditas en la espalda viendo como las lágrimas se deslizan por sus mejillas. Es el cuarto doctor que ven ese mes para tener la misma respuesta. — Muchas gracias por su servicio. — Ayudó a su esposa a levantarse para salir de ese lugar.

— Lo siento...

— ¿Por qué lo sientes? — Rió divertido mientras le pone el cinturón y besa su frente observándola.

— El propósito de una mujer es procrear. Yo... yo no puedo tener hijos. Soy una inútil. — Sollozó de nuevo cubriendo su rostro. — Sólo... sólo quiero volver a Busan. Por ahora, sólo eso. Ya he escuchado un millón de veces lo mismo. Ni siquiera puedo tener hijos inseminación porque no soy apta.

— Aquario... escucha. — Su esposo tomó sus manos con delicadeza dándoles un pequeño beso. — Para mí, así eres perfecta. No te preocupes. Ya encontraremos una solución.

— Eso espero... — Balbuceó acostándose para ir al hotel.

Han intentado de todo desde que se casaron, y aún son un matrimonio joven, pero nada da resultado. Incluso la opción de usar magia negra cruzó por su mente, pero su marido le devolvió a la tierra. Han visitado muchos lugares, desde su lugar de origen, Busan, a Japón, China, Tailandia, ¡E.E.U.U! y un gran medico de Australia. Todos diciendo lo mismo.

No puede tener hijos, lo siento.

El matrimonio Shin se miraron confundidos para luego ver hacia delante de nuevo. Recuerdan vagamente que cuando comenzaron a viajar, el matrimonio de la casa de al lado tuvo un hijo, una niña muy bonita. Desde eso han pasado dos años. Esa pequeña niña de piel tan blanca como la nieve que cae y de cabellos azul celeste corto como el de un niño se mece de un lado a otro cabeceando por el sueño.

Aquario dejó sus maletas a un lado y se acercó con mucho cuidado. — Oye, cariño... — La niña le observó con ojos adormilados, mientras sus mejillas se tiñen de rojo al notar lo bonita que es esa mujer. — ¿Por qué estás afuera de casa?

La niña hizo un pequeño puchero. — Pa-Papá y mamá pelean... me... me sacaron. No quería es-escucharlos. — Susurró. Aquario y Scorpion abrieron un poco sus ojos por el avanzado léxico de la niña. El corazón de ambos se oprimió al ver como las manitas de la bebé están casi azules al igual que sus labios.

— ¿Quieres entrar a nuestra casa? ¡Hay un dulce muy rico! — Exclamó con una sonrisa Scorpion hincándose a su altura. La niña le vio con ojitos brillantes y asentó tomando su mano para entrar al departamento de los Shin. El calor hizo contacto con su cuerpo y soltó un pequeño jadeo.

— Ven pequeña. — Aquario le cargó y la sentó en el sofá corriendo para envolverla en unas mantas.

— ¿Qui-Quienes son vosotros? — Preguntó curiosa la pequeña niña.

— Nosotros somos Shin Scorpion y Shin Aquario. — Respondió Scorpion tendiéndole un pequeño tetero con leche chocolatada, revisó en internet y si es aceptable para niños de dos años. Ella lo vio unos segundos y luego le probó sintiendo el dulce sabor del chocolate con leche, algo que en su vida había probado.

— Mi nombre es JiMin. — Sonrió la pequeña mostrando sus encías porque no le han salido todos sus dientecitos aún, pero, es la sonrisa más hermosa que han visto los Shin.

Academia De Música Fairy Tail - 2 TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora