Prólogo.

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15 de Diciembre del 2017.

— ¡¡LILY!! — pegué un salto en mi lugar por el susto y salí corriendo del cuarto de James en cuanto escuché su grito furioso.

Ok, lo acepto: había sido mala idea tenderle la broma a James sabiendo que estaba de mal humor, llevaba todo el día despotricando en contra de una tal Malia de la cual nunca dejaba de hablar; según él su mayor enemiga. Pero Albus no estaba en casa y estaba muy emocionada por probar aquel nuevo producto que el tío George había creado para Sortilegios Weasley.

James salió del cuarto a mis espaldas con una toalla amarrada a la cintura y la cara bañada de una viscosa y repugnante pintura negra, solté una carcajada al verlo en aquel estado y él se apresuró a estirar los brazos en mi dirección.

Baje las escaleras de la casa corriendo con James a mis espaldas, podía escuchas sus furiosas pisadas seguirme y como maldecía por lo bajo sin cesar.

Para mi suerte el grito de mamá al final de las escaleras fue mi salvación e hizo que ambos nos frenáramos en seco en nuestro lugar.

— ¡JAMES SIRIUS POTTER! — ambos llevamos la vista al final de las escaleras donde mamá nos miraba con una expresión furiosa y los brazos en jarra.

Me encogí en mi lugar intentando hacerme pequeña, sabía que me esperaba un buen regaño por parte de mamá.

Sin embargo parecía ser mi día de suerte, aunque no podía decir lo mismo de mi hermano mayor de 14 años recién cumplidos.

— ¿QUÉ HACES EN TOALLA, JAMES? — gritó furiosa, James abrió la boca para responder pero mamá no lo dejó — ¡VE A BAÑARTE Y A VESTIRTE! ¡TENDREMOS VISITAS!

Y sin decir más desapareció por la puerta de la cocina a paso enfurruñado, llevé la vista a unos escalones más arriba donde James me miraba fulminante, le había empezado a agarrar un molesto tic en su ojo izquierdo.

Reí y salí corriendo escaleras abajo, escapando de mi hermano y su mal humor, y aunque sabía que él no me seguía porque no sería tan tonto como para llevarle la contraria a mamá entré a la sala corriendo.

De lo cual me arrepentí al instante que mi culo abrazó el suelo de la forma más dolorosa posible.

— Auch — me quejé por lo bajo al tiempo que mi mirada dio con unos relucientes tenis frente a mí.

Levanté la vista para observar a un chico de la edad de Albus tendiéndome la mano para ayudarme a levantar; tenía una tez de piel demasiado pálida que hacía que sus grandes y bonitos ojos grises resaltaran, su cabello era de un rubio platinado y rozaba su frente con descaro, sus labios eran envidiables, tenían la forma y el grosor perfecto y eran de un rosa natural demasiado bonito.

Pero, ¿quién era este extraño y qué hacía en mi casa?

Acepté la mano que me tendía y sentí mi cuerpo impulsarse hacía arriba de un jalón, logrando que me parara y quedara frente a frente del chico.

— Tú debes ser Lily — dijo con la voz suave y algo aniñada, alcé una ceja curiosa y me crucé de brazos algo incomoda.

— ¿Y tú eres? — pregunté, dejando la pregunta al aire en la espera de su respuesta.

— Soy Scorpius, amigo de Albus.

Casualidades del destino » Scorly. *PAUSADA TEMPORALMENTE*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora