Amor de medianoche | Fedecole | (basada en la película)

CAP 8

Mi padre se levanto camino a la cocina.
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—De ninguna manera iras. ¿Para que? No es la única manera de divertirse. —dijo abriendo la nevera.
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—Porfavor, sabes que nunca voy a fiestas. —dije en un tono seco cerrándole la nevera.
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Me miro por unos segundos, dudando de su respuesta.
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—¿Horario de llegada?
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—00:90. —respondí con una sonrisa.
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—Ni un minuto más.
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Con Agus saltamos de la emoción y abrazamos a mi papa diciendo "gracias" al unísono.
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Subimos a mi habitación.
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—Ay ya es tarde. —dijo Agus revolviendo mi placard.
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—Quedan.. tres horas. —dije mirando mi reloj.
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—Es muy tarde.
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Rodee los ojos y mi mejor amiga me dio un vestido hermoso. (multimedia).
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Me lo probé y la verdad me encanto.
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—Sr. Garcia, le presentó a su hija, Nicole.
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Agus hizo una mini presentación.
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Luego de dicha, baje por las escaleras, ya preparada.
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—Wow, estas hermosa. —me dijo mi padre.
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—Gracias. —dije medio riendo.
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Agus ya se había cambiado en mi casa a si que solo nos faltaba irnos.
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Nos despedimos de mi papa y partimos para partir a la casa de Mathi.
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Agustina toco la puerta dejando ver a Mathias mirándonos de arriba a abajo, a ambas.
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—Córrete, idiota. —le ordenó la rubia a Mathias para luego entrar a la casa.
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—Una pregunta.. —dijo Mathi —¿Saben abrir un barril de cerveza?
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—No estas hablando en serio. —dijo Agustina.
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Subimos lo mas rápido posible para ver que carajos estaban haciendo.
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Estaban dos amigos más de Mathias, Facundo y Augusto, tratando de abrir el barril de cerveza.
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Miramos la decoración y era como para una fiesta de muchas personas.
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—Mathias, te dije claramente que era una reunión no fiesta, REUNIÓN. —recalcó al final.
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—Oye, a mi me encanta.
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—Tu nunca vas a fiestas, cierra la boca. —me ordenó.
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—Al menos hice guiso de carne.
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—¡Ya callate idiota! Y ayudenme rapido a sacar todo, ¡Ya!
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Se escuchó una bocina.
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—Tarde, ya llegaron los invitados. —dijo Mathias con una sonrisa.
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Fuimos todos afuera y vimos una camioneta negra, de la cual bajaba Fede..
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No dejaba de mirarlo y él tampoco me sacaba la vista de encima, lo cual me hacía poner incómoda.
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Paro en seco al dar unos pasos.
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—Hola. —dije con una sonrisa.
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—Hola. —saludó el castaño repitiendo mi acción.
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