Buenos días.

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Abrí mis ojos despacio. La luz que se colaba por las ventanas me impedía ver con claridad.
Fui adaptándome poco a poco y un recuerdo me dio de lleno haciendo que abriera los ojos de par en par: dormí con él anoche.
Los vellos de mi cuello se erizaron inmediatamente. Giré mi rostro para encontrarme con aquella ancha espalda que cubría la mitad de la cama.

Intenté levantarme con sumo cuidado y justo al poner un pie el frio suelo, mis piernas dolieron.

«Bien, anoche fue intenso» pensé.

Quería ponerme algo de ropa, pues estaba escasa de ello, pero ¿qué sentido tenia? El tipo me había visto desnuda.

Pasé mis dedos por su espalda de arriba hacia abajo, la acariciaba suavemente mientras los recuerdos de la noche anterior se reproducían en mi cabeza, una y otra vez.

Un ronco sonido hizo que quitara mis manos de donde las tenía.

- No pares - suplicó. Sonreí para mis adentros y continué acariciándolo. Hasta que una idea sucia y pervertida cruzó mi cabeza, «hazlo» gritaba mi subconsciente. Por más descabellada que fuera la idea, iba a ejecutarla.

Deslicé mis dedos hacia su espalda baja, rocé el elástico de su bóxer haciendo que un gemido ronco saliera de su garganta.

Me puse de rodillas en la cama y me acerqué a él. Lo giré levemente y me miró expectante.
Volví a jugar con el elástico mirándolo fijamente a los ojos.
Empecé a besar su abdomen, esparciendo besos suaves por todas partes.
Bajé el su bóxer unos centímetros y dejé un pequeño beso.

Lo miré fijamente y sin apartar mi mirada, empecé a pasarle mi lengua a su miembro por encima del ajustado bóxer. Sus ojos estaban oscurecidos.

Bajé el bóxer hasta la mitad de sus muslos. Sus mejillas estaban enrojecidas y sus ojos estaban brillantes.

-¿Qué estás haciendo? - su ronca voz me pausó por un momento.

Le di una sonrisa socarrona. - Buenos días.

Al ver su miembro, tragué duro. «Bien, entraba en mi boca, con dificultad, pero lo haría» Levanté mi mirada para encontrarme con unos ojos color café que me miraban con diversión, le sonreí de vuelta.

Pasé mi lengua despacio por su miembro, de abajo hacia arriba y repeti la acción unas veces más. Su garganta soltaba uno que otro gemido y yo ya empezaba a excitarme.

Apreté un poco más su miembro y empecé a lamer su hendidura, despacio. Lo haría con una lentitud que hasta doliera.
Lo introduje en mi boca y empecé a chuparlo, mientras estaba dentro, pasaba mi lengua con euforia.
Afuera, dentro, afuera, dentro.

Sentí sus fuertes manos agarrar mi cabello y hundir más su miembro en mi boca, haciendo que me ahogara. Tosí unas cuantas veces y volvi a repetir mi acción.

De sus ojos emanaba una excitación inexplicable, estaban oscurecidos y eso me encantaba.
Mis pezones se habían puesto duros con sólo verlo.

Seguí chupando su miembro constantemente y lo miraba con lascivia, haciendo que su garganta soltara gemidos.

- Quitate si no... - y lo interrumpí cuando introduje todo su miembro en mi boca.

De su garganta salió el gemido más ronco que jamás había escuchado. Echó su cabeza hacia atrás y sostuvo mi cabello con fuerza.

Sentí el caliente inundar mi paladar, su espesor cubría toda mi boca, cerré los ojos y tragué.

Cuando abrí los ojos el me miraba asombrado, pasé los dedos por mi boca y le di una mirada pícara. Se levantó como resorte y me agarró por la cintura.

Su boca encontró la mía y empezó a devorarla ferozmente, con desesperación. Nuestras lenguas bailaban al compás, devorándose entre sí.
Nos separamos por falta de oxígeno.

- Buenos días para ti también princesa.

Y sonrió.

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