Un encuentro casual.

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Había imaginado este encuentro miles de veces. Los nervios la carcomían de una manera bestial pues quizás no era como ella lo esperaba ya que esto fue un encuentro casual.

Me tenía en frente. Sus ojos color marrón  me veían de una manera intensa y la hacían lucir  temerosa, atrevida pero a simple vista indefensa.

Parpadeó, cruzó las piernas y me miró de una manera descomunal, atrevida, oscura y perversa.

Me tomó por el cuello y me llevó hacia ella uniendo nuestros labios en feroz beso que hizo que mi lívido se disparara de un tirón.
Mis manos se adhirieron a sus nalgas con fuerza y de un manotazo las apartó.
La niña inocente quería tener el control.

Me dio la vuelta y me empujó agresivamente hacia la cama. Levanté la cabeza y una sonrisa socarrona se escapó de mi boca.
Se puso de rodillas ante mi y la mirada que recibí de su parte fue una mirada llena de impredecible morbo que hizo que toda mi piel se erizara como respuesta.

Sacó el miembro de mi pantalón con tal sutileza, pasando su lengua por mi hendidura con tanto esmero, cuidado y dedicación que provocó que
un gemido gutural brotara desde mi estómago.

Empezó a lamer de arriba hacia abajo hasta que en un arranque de gula decidió entrarlo todo a su boca. Recorría con su lengua toda textura deslizándose a cada lado. Los suspiros que soltaba me dejaron enloquecido, atónito e incluso sorprendido.

Subió su corta falda unos centímetros y subió a mi cuerpo. La excitación en sus ojos era indescifrable, indescriptible, sencillamente inexplicable.

Se deslizó con cuidado. Sutil y despacio. Empezó a moverse con lentitud, pero a la vez con notable malicia y sucias intenciones; sus manos se posaron en mi pecho con fuerza, apretando más fuerte, más fuerte y más fuerte hasta clavar sus uñas cada vez más fuerte.

Comenzó  a subir su velocidad conforme subían los gemidos hasta ser obvios  y demasiado escandalosos.

Una sonrisa se reflejó en sus labios, mientras mis manos apretaban más por liberarse de simples, pero fuertes nudos hechos a la altura de mi cabeza...

Supe que estaba a punto de correrse, a punto de soltar la anarquista maniática egoísta que lleva dentro desarrollándose a un punto que lo único importante para ella era su propio placer.

Dejé de existir, dejé de importar tanto que mi cuerpo y mi persona solo se convirtieron en un juguete, no existía noción de amor y tampoco de pasión.  Solo era un simple objeto puesto a su merced para saciar sus más profundos caprichos y darle satisfacción.

Se mordía los labios y se tocaba el pelo mientras movía su cuerpo como nunca pensó hacerlo, lejos de sentirme olvidado me sentí privilegiado pues para mi era un privilegio ver tan esbelta figura y tan hermosos senos suspenderse en el aire frente a mi.

Ella sintió el cielo, las nubes, la tierra, el universo, la galaxia y las constelaciones completamente desnuda en cuerpo y alma mientras perdía el aliento al ver torrentes de estrés y desconcierto salir de su cuerpo sin complicación.
Se sintió libre, se sintió ella, se sintió alguien completamente diferente hasta volver a entrar en razón.

[...]

En colaboración con Yeuri Lopez.
Instagram: @yeuriaxpix

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