El sonido de unos zapatos repiqueteando sobre el pulcro piso de cerámica hizo que mis nervios volvieran a saltar de su escondite.
Me encontraba sentada en el borde de la cama con un albornoz color lila mientras que debajo de él se encontraba un conjunto de lencería roja.
Estaba dispuesta a hacer esto para mantener la vibra en lo que fuera que nosotros tuviéramos.
Escuché los pasos más cerca y luego vi su figura imponente en el umbral de la puerta.
Miré sus ojos con inocencia y remojé mis labios.— Buenas noches amor — dije ronroneando.
Su mandíbula se apretó y me dio una sonrisa de medio lado mientras se acercaba.Aclaró su garganta.
— Buenas noches — dijo besando mis labios de manera breve.Coloqué una mano en su abdomen y lo empujé levemente hacia atrás.
— ¿Estás cansado? — pregunté.
Sus ojos encontraron los míos.
— Solo un poco, ¿sucede algo?
Mis hormonas se alteraron al instante y me puse de pie.
Tomé el lazo del albornoz y empecé a deshacerlo suavemente mientras lo miraba a los ojos.— Creí que podríamos hacer algo — dije sin apartar sus ojos de los míos. Su mandíbula volvio a tensarse y el brillo en sus ojos me dio una clara señal de que estaba logrando lo que quería.
Se acercó a mi a pasos apresurados y me tomó de la barbilla para darme un feroz beso que me dejó sin aliento. El olor de su perfume más el sabor de sus labios me embriagó al instante.
— El esperarme desnuda hubiese sido mejor, — aclaró — pero que conste, eso no le quita méritos a esto.
Terminó de arrancar mi albornoz y admiró lo que tenía en frente. Repasó mi piel con la yema de sus dedos e hizo que mi piel se erizara.
Volvió a besarme con la misma fuerza mientras deslizaba los tirantes del corsé. Dejó de besarme para entretenerse quitando el vestuario y lo hizo con suma dedicación.Me dio la vuelta y me dio una nalgada que hizo que todo mi cuerpo se estremeciera al segundo. Besó el lóbulo de mi oreja y gemí.
Escuché el cierre del pantalón bajar y solté un suspiro.Posó su mano en mi espalda baja invitándome a que levantara mi culo para tener más acceso a el. Obedecí.
Volvió a palmear mi culo con más ímpetu y gemí. Esta parte me encantaba.Acarició mi espalda y de una sola embestida lo tenía todo dentro de mi. Un gemido gutural salió de su garganta.
Siguió embistiendo con más fuerza. Mi agarre se aferraba a las sábanas color azul que había colocado minutos antes.Estaba siendo rudo conmigo. Sentía toda su masculinidad dentro de mi y me sentia malditamente bien.
Sentí como mi vagina se moldeaba a su miembro. Mis pliegues estaban lo suficientemente húmedos para recibirlo completo. Mi clítoris palpitaba con ganas de más.
Tomó mi cabello y lo envolvió en su puño, mientras que su otra mano se aferraba a mi cadera, sus embestidas eran crudas.Otra nalgada y sentí como mi estómago se apretaba junto con un cosquilleo. Al segundo, tuve un orgasmo avasallador que hizo que colapsara. Escuché aquella risa ronca que salió de su garganta.
Sus embestidas seguían siendo fuerte. Con ambas manos abrió mi trasero y suspiró.
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis fueron las embestidas que bastaron para sentir como se venía dentro de mí. Volvió a azotar mi culo de manera fuerte y soltó una risita.
— Que bueno es llegar a casa.
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Clímax
Romance"Existen lenguas muertas que lamieron su sexo y se quedaron sin habla." - @ian.writes