(Camila G!P)
Lauren puso los ojos en blanco mientras el chico que estaba encima de ella luchaba para averiguar qué hacer a continuación. Sus piernas estaban abiertas por debajo de él, pero simplemente parecía no saber qué hacer. A pesar de todas las cosas maravillosas que había escuchado sobre el sexo, hasta ahora, su experiencia había sido de todo menos espectacular.
Al principio, había pensado que era su falta de práctica, para lo cual había una solución fácil. Había estado preparada y dispuesta para que una chica o chico tras otro de su escuela la tomara, pero hasta ahora cada encuentro sexual había ido tan bien como éste.
—Oh, Lauren no puedo—, se quejó él en voz alta despertándola de sus reflexiones.
GENIAL...
— ¿En serio?—, preguntó ella — ¿En serio, Brad? ¿Eso es todo?
—Puedo intentarlo de nuevo, — dijo él tímidamente.
Ella lo miró, considerándolo. Por un lado, todavía estaba excitada, pero por el otro estaba molesta. Quería más, pero ya estaba cansada de solamente jugar con estos chicos que no sabían lo que estaban haciendo.
Antes de que pudiera responder, una puerta se cerró de golpe y el sonido hizo eco a través de la sala hasta su habitación. Brad comenzó a hablar, pero ella lo interrumpió.
—Silencio—, susurró ella bruscamente. Se congeló cuando escuchó los pesados pasos que subían por las escaleras. Al instante se llenó de una sensación de pánico.
—Tienes que vestirte, AHORA— le susurró a Brad.
Tomando su propio consejo, se deslizó de la cama y agarró sus bragas, poniéndoselas con rapidez.
—Esa probablemente es mi madrastra—, agregó ella en voz baja —Llegó temprano y va a estar furiosa si te encuentra aquí.
Brad comenzó a tirar de sus pantalones para ponérselos mientras los pasos se acercaban. Lauren sabía lo que iba a ocurrir a continuación. Su armario estaba lleno de ropa y no había espacio debajo de la cama, y tan pronto su madrastra, abriera la puerta, la iba a atrapar in fraganti. La peor parte era que no era la primera vez que la sorprendía con un muchacho en su habitación. La última vez que había estado tan furiosa que le había quitado su coche durante un mes y eso había sido antes que empezara a ser tan cascarrabias. Ahora, con el estado de ánimo en que estaba, era probable que perdiera su coche para siempre.
No es que ella la culpara. A pesar de que era sólo su madrastra, sabía que Camila era una buena mujer. Era su mamá, Clara, la que por lo general causaba los problemas y esta relación no era la excepción. Su madre tenía una larga historia de infidelidades y Lauren tenía la esperanza de que esta vez fuera diferente. Su madrastra era la mejor mujer que su madre había encontrado, ella era amable y gentil, una mujer intersexual con un cuerpo que mantenía la mente de Lauren volando hasta altas horas de la noche, el paquete completo.
Pero, por supuesto, su mamá no apreciaba nada de eso. Hacia unos meses su madre la había engañado y Camila había tratado de echarla. Por desgracia para ella, la madre de Lauren, se había divorciado suficientes veces como para saber que ella no tenía por qué irse. La parte difícil fue que su madrastra se negó a mudarse, había comprado la casa años antes de que se hubieran conocido.
Así que ahora, Lauren estaba atrapada en medio, su mamá y su madrastra no se hablaban y aun así vivían juntas. A veces su mama traía tipos a la casa, otras veces ella llegaba mucho después de la medianoche, y el día anterior no había vuelto en lo absoluto.
Lauren se sentía mal por Camila, pero sabía que si la atrapaba iba a estar en problemas. Camila iba a estar de muy mal humor y el encontrarla semi-desnuda con un chico no iba a hacer que las cosas fueran mejor.