||LIBRO 3 DE LA SAGA SENTIMIENTOS.||
Emma es es divertida.
Kaled es borde.
Emma ama estar con su familia.
Kaled prefiere estar solo.
Emma es dulce.
Kaled odia lo cursi.
Y como dice la ciencia, los opuestos se atraen, ¿Será el caso de estos dos?
...
Me despierto de golpe cuando varios toques en la puerta hacen que salga de mis sueños.
Pretendo dejar que Kol sea quien abra la puerta, pero los golpes siguen, maldita sea ¿Ya nadie respeta el sueño del otro?
Abro la puerta y lo primero que veo son los ojos verdes de Emma, que me mira con enojo.
— Necesito una camisa y al parece ni Kol, ni Alex ni la señora Natasha estan, así que te ganaste la lotería.—dice mientras tapa su pecho.
Genial.
Ruedo los ojos y tomo alguna camisa del closet de mi hermano y se la tiro, ella la atrapa y se la pone, me le quedo mirando, analizando cada uno de sus movimientos.
Joder, ella podría ser incleiblemente odiosa y molesta, pero tenia que admitir que tenia un cuerpo de infarto.
Cuando termina de colocarse la camisa se da cuenta de que la miro y rueda sus ojos.
— Tu madre dejo desayudo.—dice.
— Emma...—la llamo, la chica me mira esperando a que diga algo, me acerco un poco a ella y tomo su mano.— Perdón por tratarte tan mal, es solo que...
— Kaled, no te preocupes, ya está olvidado.—dice acariciando mi mejilla, se acerca un poco más a mi, poniendose en puntillas, la tomo de la cintura y ella me regala una de esas hermosas sonrisas de ella.— ¿Estaría mal si te beso?
Niego, sonriendo, ella se acerca un poco más a mi y deja un beso en mis labios.
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Es ahí cuando por culpa de una sacudida que me doy cuenta de algo.
Estaba soñando.
¿Por qué demonios soñaba yo con Emma?
— Kaled, mueve tu culo de mis cosas.— la voz de mi hermano hace que gruña y me levante.— ¿Por qué tan delicado, hermanito?
Le enseño mi dedo del medio y me levanto de mi improvisación de cama, recuerdos de la noche anterior vienen automáticamente a mi cabeza y me enojo de inmediato.
Chismosa de mierda.
— Mamá salió, dijo que le hicieramos el desayuno a Charleen y Emma.—dice Alex, apareciendo en la puerta, frunzo el ceño.
— ¿Por qué tenemos que hacerles el desayuno a ellas?—pregunto, Alex se encoge de hombros y se va.
— ¿Que pasó anoche? Hasta aquí se escuchaban los gritos de Emma.—dice mi hermano mientras camino a su baño.
— Leyó la carta.—le digo, desde el espejo veo que mi hermano me mira con cierta impresión.— perdí la cordura, tenia puesta una de mis camisas, me recordó a cuando ella se quedaba para hacer las noches de peliculas.—suspiro.
