Capitulo III

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De camino a mi casa iba pensando en lo que Justin me había dicho. Jamás lo había escuchado tan convencido. Era estúpido que siquiera pensara en eso, ¿en serio después de todo lo que habíamos pasado me creía capaz de algo así? Mis ojos se humedecieron de nuevo y no pude aguantar más las ganas de llorar. Me fui corriendo hacia mi casa y no me di cuenta de lo que hacía hasta que entré, agitado y con las piernas temblando. Mi padre me quedó mirando desde la sala, pasmado. No dijo nada, pero abrió sus brazos y me abrazó fuerte, como cuando era un niño.

You are mine and I am yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora