Capitulo XVI

2 1 0
                                    

Después del mensaje que me envió Justin diciendo que ya no quería nada conmigo al rato después me envió otro diciendo que quería verme el día de mañana. No comprendía qué rayos le sucedía. Le dije a mi padre lo que le había mandado a Justin y él no estuvo muy de acuerdo con que nos juntaramos. Algo de todo lo que sucedía le ponía los nervios de punta, incluso si no sabía todos los detalles. A veces pensaba que tenía un don natural para adivinar lo que me esforzaba en omitir. De todas formas me dejó ir, pero no se molestó en fingir que no estaba de acuerdo: me dijo que después no fuera llorando donde él, parecía ser su única condición. Sabía en el fondo que debía dejarme ir para que todo se solucionara, o al menos comprendiera qué estaba sucediendo. Era la única forma.
Como no he visto a Justin en unos días estoy muy nervioso, no sé de que hablaremos o qué me dirá. Estoy en un punto muerto, donde no sé ni siquiera como llegué. O si el mismo Justin me empujo. Me aterra un poco más pensarlo de esa forma. O pensar que quiere terminar conmigo. Sacudí mi cabeza. No. No debo pensar en eso.

Al llegar al parque en el que Justin me pidió que nos viéramos me puse muy nervioso al verlo. Estaba parado al lado de un carrito de helado, con aquella remera negra que me había prestado una vez para dormir. Me quedé un instante lejos de él. Así era más facil admirar su belleza, esos hermosos ojos celestes y ese cabello negro. ¿Hace cuánto que no me paraba a miraelo así, a repasar sus pestañas, sus gestos despreocupados? Pero no pude hacerlo mucho tiempo más, porque se percató de mi presencia. Se acercó y achicó sus ojos, como hacia cada vez que algo le confundía.

-¿Qué pasa? ¿Hace cuánto qué estás aquí mirándome como psicópata?

-N-no estoy viendote como un psicópata.

-Vale. Entonces debo suponer que estás babeando por los helados.

-Y-yo...-aparte la vista y respiré hondo. Necesitaba calmarme-. ¿De qué querías que habláramos?

-Bueno, yo...-sólo en ese momento Justin pareció recordar que no nos habíamos visto hace un tiempo, que las cosas no estaban bien. Que ya ni siquiera nos hablábamos. Trago con fuerza-. Quería pedirte disculpas por todo lo que ha pasado últimamente, nunca debí desconfiar de ti, no sé cómo se me pasó por la cabeza hacer eso, de verdad lo lamento. Por favor, perdoname.

Lo miré con desconfianza. Justin era muy testarudo. Solía terminar siendo yo el que cedia en las peleas (por pequeñas y escasas que fueran), el que se acercaba primero y sonreía con soltura. Y no me importaba, de verdad que no me importaba ni un poco, porque así estábamos bien. Yo no le había pedido jamás que cambiara, pero en el fondo esta vez esperaba que él fuese el que diera el primer paso, porque esta vez él había sido el que tenía la mayor parte de la culpa, porque yo no estaba lo suficientemente bien para tomarla por él ni para perdonarlo tan fácil.
Y en el fondo me alegraba que lo hubiera comprendido, pero sobretodo me aliviaba. Porque lo había extrañado demasiado.

-Te perdono, Justin.

Justin parecía dispuesto a soltar otro discurso. Parecía como si lo hubiera estado ensayando mucho, tal vez delante de un espejo, en su casa, o simplemente así, solo, en su habitación. O en verdad sólo fue cosa del momento y jamás ensayo nada, puede que ni siquiera lo pensara mucho, pero en aquel momento me encanto pensar que sí lo había hecho. Aun así, pareció sorprenderse de lo que dije.

-¿En serio?

-Sí, Justin. Las has cagado en grande, ¿sabes? Pero te he extrañado mucho, quiero que me abraces y no me sueltes nunca más. Aunque me gustaría que luego me explicaras unas cosas.

Justin me abrazó muy fuerte, tal y como se lo pedí. Nos quedamos así por buen rato hasta que sentí el estómago de Justin rugir, así que le pedí que fueramos a comer algo. Aceptó de inmediato, no sin antes abrazarme nuevamente, tomando mi barbilla y dejando un tierno beso en mis labios.

You are mine and I am yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora