33 - Lo que un pelo no puede ver

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La verdad no he tenido problemas en controlar este cuerpo. No es muy diferente al de un simio, es más, es incluso más cómodo ya que no tienes cola.
Desde que puedo controlar esto, he podido conocer todo el pasado de Ary.
Ella era más imbécil de lo que creía. No es por echar más mierda que sé que la llevo poniendo a parir desde que soy un pelo, pero es la verdad.

Para no rellenar tanto ya que no me interesa mucho esto voy a resumir, pero es para recalcar y dar a conocer más aún lo lamentable que es esta raza.

Ella de pequeña vivió una buena vida. Cuando se torcieron las cosas había sido porque se peleó en clase con una chica con complejo de hombre que resultaba ser popular. Sí, popular, pues parece que era el "estilo" en ese momento.
Para afrontarlo, se convirtió en "una más" y me hizo pasar por esa terrible tortura diaria de pegotes.

Pues no funcionó su estrategia y siguió viviendo una mala vida. En uno de los cambios de curso, ya con su pelo color petróleo pegajoso, ahí le fue mejor su vida. Conoció un chico que poco después dejó y de un día a otro se hizo bisexual. Su pasión por las mujeres la llevó a tener una relación que terminó en un año.

¡Ella fue quien cortó! No la veía capaz la verdad. Desde ahí en cierta parte "se reajustó" no por el tema sexual si no que por su madurez.
En la universidad conoció un chico, tardaron meses en confesar y de ahí en adelante todo amoríos enfermizos y ya sabes el resto.

Sobre Judith, ella la echa profundamente de menos, pero no le echa ovarios para presentarse delante de ella y pedir perdón.

Bueno, desde el divorcio por razones estúpidas como "no llega dinero a casa". La realidad es que el hombre se interesó por otra mujer. Bueno, en ese momento se torció de nuevo y el resto ha sido caos, abandonar al hijo, multas, mala vida y lo que te imagines.

Así que nada, la vida de Ary terminó por el suicidio ya que ahora estoy aquí.
Pero ¿Sabes qué? Por una vez en mis vidas, aunque me de un salvaje asco ser humano, intentaré arreglar un poco esto.

No se me ocurre otra forma de pasar el rato. Ya que, como siempre he dicho, no puedo hablar.

El peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora