51 - Erocópata

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¡Agg! ¡Mi estómago va explotar! Literalmente lo está gritando mi estómago "Voy a explorar".
En verdad es ventajoso poder escuchar todas las partes de tu cuerpo y cualquier cosa de los alrededores. Aunque con mi experiencia he descubierto cómo ignorar todas las voces.
¡Por eso vivo sin dolores de cabeza! Al principio era un infierno poder escuchar todo...
No es tan bonito como se pinta...

Pero bueno... La pizza ha estado increíblemente buena.
Y sí, la pizza también tiene voz! Pero solo se queja de que huele fatal y pide que la matemos a mordiscos. Son muy trágicas...

Creo va siendo hora de volver a la habitación, voy levantarme...

—Espera señorita—Ordenó mi madre con un tono agresivo.

Me volví a sentar y volví a mirar la mesa.
No sé, pero de pronto sentí mucho calor. ¿Será la pizza que estaba mala?
Sentía mi cara ardiendo y mi corazón latía muy fuerte...
Sabía por qué podría ser y escuché a mi corazón.

—¿Quieres un infarto para librarte de esta? —Propuso mi corazón.

He respondido que no. Sería muy doloroso. Si mi corazón me ha propuesto eso... ¡Es que debe ser muy malo!
Sí... tiene que ser eso...

—¿Qué es esto Satella?—Preguntó mi madre poniendo en mesa varias hojas

Mi calor aumentó más de golpe, me sentía muy mareada...
Evidentemente... Mi madre ha descubierto toda mi galería erótica que he estado haciendo a escondidas para sorprender a mi padre...

—E... Ma... Es que... Pero...

No era capaz de hablar. ¡Qué frustración! Tantos años estudiando y ahora no soy capaz de hablar... Cuerpo defectuoso...

—Te dije que no le cogieras las cosas a papá—Recordó mi madre con un tono enfadada.

—¿Cosas mías?—Dijo mi padre y observó hacia las hojas.

—¡Y tú! Te dije mil veces que si hacías esas cosas las guardaras en sitios donde nuestra hija jamás las encontrara. —Reclamó mi madre hacia mi padre.

Mi calor continuaba aumentando. Me sentía como si me fuera a morir en cualquier momento. He visto a mi padre tomar las hojas y las observaba con mucho detalle.
Aunque no debería preocuparme... La chancla no está...
Pero... creo que mi madre está buscando algo...
Su mirada está fijada en un palo... ¿La escoba? ¿Eso eso es un arma?
Peor que la chancla no creo que sea...

—¡Esto es magnífico! ¡Estas cosas no son mías cariño! ¿Dónde las conseguiste Satella? El detalle, es impresionante. ¡Son muy buenas!

...
Obseso.
Mi padre le ha gustado... Esperaba otro tipo de reacción...
¡No ha sudado ni una gota! Se lo ha tomado bien...
Espera... quizá si le digo que las hice yo...

—Las he hecho yo... —Dije con inseguridad.

Se acabó. Esas palabras seguro me condenarán a lo que llaman "Un internado" para el resto de mi vida.
El rostro desgastado de mi padre muestra estupefacción. Quizá no se lo cree. O sí... Siendo él... Es muy creído en todo, muy inocente.

—Mi niña. —Inició mi padre con un tono de voz serio.

Nunca he escuchado a mi padre hablar tan seriamente conmigo.

—Sigue así. —Afirmó con la misma seriedad. Su voz se mostraba con un gran ciego orgullo.

Ah... Me ha aceptado, peor aún... Me ha animado a continuar... Está enfermo.

—Hoy me has hecho el día. Primero me abrazas y ahora esto... ¿Será esto una bendición? Aún me cuesta creer lo que ha pasado hoy ¿De verdad eres mi hija? ¡Esto tiene que ser un sueño!—Emocionado prosiguió hablando solo.

—Cariño... ¿En serio te parece bien que nuestra hija haga esas cosas a su edad?—Dijo molesta mi madre.—Qué remedio...

—¿Pero has visto esos dibujos? ¡Son impresionantes! Son realmente sexys. —Alabó mi padre mi pequeña broma.

—Sí... Me ha confundido con tus dibujos... Pero no son tuyos, tu usas un estilo más provocativo... —Asintió mi madre. —Tendré que aceptar el talento de mi hija... 

—Venga, venga... ¡No seas tan recta cariño! Si tú bajo tu cama tienes una colección erótica de hombres que me hiciste dibujar porque te hacía ilusión. —Rebeló mi padre.

—¡Shh! ¡Eso era otra época! Yo... ¡Yo ta no soy así! —Defendió mi madre con toda su alma. Se mostraba con un color rojizo en el rostro.

—Pero si me has pedido 8 más el mes pasado... —Continuó pinchando mi padre con una pequeña sonrisa de por medio.

—¡Ya está bien! Ya no te regalaré esa tan preciada pluma que querías en tu cumpleaños. —Atacó mi madre con un tono molesta.

—No ¡Todo menos eso!


Esta especie me descoloca. ¿Mi madre aceptarme? Algo falla. Ella suele ser rara. Es muy seria pero bastantes veces se compadece y da incluso más amor que mi padre. Su personalidad es rara e impredecible. Pero sin duda gracias a ella he aprendido hablar como lo hago hoy en día.
En cambio mi padre es muy carismático pero está loco y enfermo con lo erótico.
¡Agg! Qué he hecho...
¡Qué vergüenza! Eso debe ser este calor... Qué sentimiento tan desagradable...
Ambos hablando de esas cosas tan tranquilamente... Qué discusión tan ridícula...
No... ¡No puedo más!






El peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora