44

11.5K 2.2K 403
                                    

El pequeño pelirosa ordena alegremente su mochila, despidiéndose de varios compañeros que salen del salón. Espera que la mayoría ya haya salido, solo para observar su espalda y notar que cierto platinado lo mira fijamente y se encuentra aún sentado en su escritorio, recostado sobre su mochila.

Jimin suspira sin saber que rayos pasa, continuando con su labor hasta no ver a nadie merodeando cerca. Se da la vuelta una vez la última persona sale del salón y quedan solamente ellos, para poder ir a enfrentar al extraño chico que le gusta. Mas para su sorpresa, Yoongi ya no esta en su puesto y se acerca demasiado rápido a él.

— Hyu-

El pelirosa no alcanza a pronunciar ni una sola palabra, cuando sus labios se ven atacados por otros bastante sedientos. Yoongi ha llevado una mano hasta su nuca, mientras que con la otra acuna con cuidado su rostro. Sus labios se mueven demasiado rápido como para seguirle el ritmo, sintiendo su corazón acelerarse por la extraña sensación de le provoca sentir por primera vez la lengua del contrario. La suya se encuentra aún escondida en su cavidad bucal, demasiado tímida como para hacer algún movimiento.

Lentamente van dando pasos hacia atrás, notando su banco cuando su trasero choca contra este y el rubio no tarda en elevarlo fácilmente para sentarlo sobre la mesa. Su respiración se encuentra acelerada, el corazón se le va a salir y seguramente si no detiene a Yoongi, tendrá un serio problema en su pantalón.

— Y-yoongi... - Intenta llamarlo aún con sus labios sobre los suyos, notando recién lo acalorado que se siente. - H-hyung...detente.

El rubio abre sus ojos y respira pesadamente. Jimin puede notar la oscura mirada que le da, sonriendo para sus adentros la oculta faceta que había descubierto de ese lindo chico. La mayoría del tiempo era bastante torpe, tímido y exagerado. Así que ver que Yoongi dejaba por un momento de pensar demasiado las cosas, le alegraba bastante.

— ¿Sí? - Contesta con una inocente sonrisa. - ¿Pasa algo?

— ¿Se te metió el diablo o qué rayos?

Una fuerte carcajada sale de lo más profundo de Yoongi, apoyándose sobre el hombro del pelirosa para poder abrazarlo y sentir su calorcito más cerca. En verdad, no sabía porque había actuado tan impulsivamente y tampoco se arrepentía de ello. Quería probar esos labios tan desesperadamente, que no pudo resistir en cuanto estuvieron solos.

— Lo siento. -  Se disculpa alejándose del cuerpo del menor, dejando esta vez un casto beso en sus labios. - ¿Querías hablar, no? Eso decía tu mensaje.

— Ah, sí...- Murmura Jimin, desviando su mirada al sentirse repentinamente avergonzado. No se suponía que el pasivo debía pedir citas. ¡Pero él era un pasivo muy decidido! Así que está era la prueba de fuego que demostrara que no era solo una cara bonita. - Y-yo...me preguntaba...si...tú...y...yo....b-bueno... - Se trama con sus propias palabras, sintiendo que la mirada de Yoongi sobre él no le está ayudando para nada.

— ¿Nosotros...? - Dice el platinado incitándolo a continúe su discurso.

— Me preguntaba...si te gustaría...ir a una cita conmigo. - Finaliza llevando sus manitos a sus mejillas, creyendo que estas estaban del rojo más brillante que pudiera existir.

Las comisuras de Yoongi se alzan lentamente, hasta que una amplia sonrisa ilumina todo su rostro.  Sus grandes manos toman el rostro del Jimin, para dejar miles de besitos en toda su piel, provocando la risa del menor.

— Sería un verdadero honor ir contigo a una cita, Park.  — Replica con falsa voz, molestando al adorable delegado de la clase.

— Me alegra saberlo,  Min. - Contesta de la misma forma Jimin, recibiendo con gusto esos labios que sólo lo hacen ver todo de un intenso rosa.

Tendrían la mejor cita del mundo y le daría el honor a Yoongi, de ser el único afortunado de poseer su noble corazón.





MXN

Yoongi's life | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora