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Jimin sorbe su nariz a la par que mete grandes cucharadas de helado a su boca. A puesto su película favorita en la televisión y ve cómo los personajes juegan en sus citas. Odia en esos momentos las sonrisas y miradas de amor que se dan los protagonistas, gritándole de todo al aparato electrónico.

Una gran manta envuelve su pequeño cuerpo y no quiere hacer nada más por ese día más que estar en casa llorando y comiéndose todo lo que pudiera encontrar en casa. Taehyung le había llamado un par de veces, pero no había contestado porque no quería hablar con nadie. Al menos quería tener un poquito de dignidad y no evidenciar que Yoongi le había roto el corazón al dejarlo plantado en el cine.

Jamás se lo perdonaría.

Fuertes golpes lo hacen saltar en el sillón, maldiciendo al tener que ponerle pausa a su momento favorito. Se envuelve bien en su manta peludita y camina a pasos lentos, sin molestarse en limpiar el chocolate que han en sus mejillas y labios.

Cuando abre la puerta sus ojos no pueden estar más sorprendidos. Ve como un jadeante Yoongi se apoya con dificultad en el marco de la puerta y se ve mucho más pálido de lo que recordaba.

—   H-hyung...- Susurra temeroso al ver su estado, notando entonces la sangre que hay por todo su cuello, además del parche que recubre su oreja izquierda y se ve manchado también.

—   J-jimin y-yo... - Habla con dificultad Yoongi llevando su mano derecha –también ensagrentada- hasta su pecho y mirarlo fijamente. - ...Y-yo estoy enamorado de ti. Lo he estado desde...que cruzaste la puerta del salón con tu hermoso cabello rosa. – Sus palabras no pueden ser más sinceras y Jimin lo sabe. Porque jamás en la vida alguien lo había mirado como lo hacía Yoongi. Y aunque quizás hubiera un gran motivo para que hubiera faltado a su cita, no podía llegar que esas dulces palabras que estaba diciendo aquel chico, estaban derritiendo su corazón. -  Y-yo...siempre...te he...y-yo...- La voz de Yoongi comienza a disminuir lentamente, cuando Jimin capta el momento preciso en que sus ojos se cierra y...se desmaya.

Logra sujetar su cuerpo antes de que se golpe contra el suelo, terminando con él  entre sus brazos. Observa como el pecho del rubio sube y baja rápidamente, tocando su rostro para comprobar que está ardiendo. Intenta moverse con cuidado, pero el cuerpo de Yoongi a atrapado sus piernas y su teléfono lo ha dejado sobre el sillón.

¿Ahora como pedía ayuda?

Se veía que el chico en serio se encontraba en un mal estado y no podía quedarse ahí sin hacer nada al respecto. Pide a Diosito que si manda a alguien a su casa en ese preciso momento, iría a misa por al menos un mes y dejaría de robar galletas por las madrugadas. Se portaría tan bien, que su madre no tendría por qué regañarlo en mucho tiempo.  

Y tan pronto como pide su deseo, ve como un agitado chico se acerca a la entrada de su casa y ve la escena.

—   Este idiota...— Namjoon se agacha a su lado, revisando el estado de Yoongi mientras lleva su teléfono a su oído y chequea lo mismo que Jimin había hecho hace pocos segundos. – Sí, sí. Ya lo encontré. Esta con Jimin. — Habla con la otra persona de la línea, dando diferentes indicaciones que el pelirosa no logra entender al estar demasiado preocupado por el rubio que continua desmayado en el suelo. – Sí, lo llevaremos de nuevo al hospital. Avísale a su madre. – Dice finalmente y corta la llamada, sonriendo amablemente a Jimin. — Hola, Minnie. — Saluda como si nada, tomando por los brazos a Yoongi para quitarlo de su cuerpo y finalmente pueda ponerse de pie.

—   H-hola hyung...- Responde con la voz rasposa, sin comprender que sucede. - ¿Q-qué le ha pasado a Yoongi?

—   Este imbécil...- Lo apunta su cuerpo, arrastrándolo a la salida de la casa de Jimin. – Se nos escapó cuando íbamos a llevarlo a casa y probablemente se haya abierto los puntos.

Yoongi's life | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora